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miércoles, 24 abril, 2024
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La neutralidad carbón y la utopía eléctrica

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Por: José Luis Pinedo Vega •

La meta de la Conferencia de las Partes de París del 2015, (COP 21) – neutralidad carbón (net zero en inglés)- significa que el balance entre las emisiones de CO2 deban ser iguales a la destrucción, secuestro y/o retención del CO2, bien sea en forma natural o con medios tecnológicos. Se asume que si se siguiera esa consigna no se acumularían más Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, la elevación de temperatura de la Tierra se mantendrá por debajo en 1.5° C antes del fin del siglo y se contendrían los cambios climáticos. 

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Siete COPs se han sucedido después de París 2015, y los avances son nulos.

¿Cómo cumplir la meta neutralidad carbono? Se asume, reduccionistamente, que la neutralidad se lograría si todo el transporte fuera eléctrico. Habría que agregar que además sería necesario que toda la electricidad se produzca con fuentes limpias o libres de CO2. Pero ¿es posible que toda la electricidad se pueda producir con fuentes limpias? Luego, ¿es posible que toda la tecnología que actualmente se usa sea estrictamente eléctrica?, y tercera, ¿sería cierto que si todo es eléctrico no hay emisiones? Lamentablemente ninguna de las respuestas a estas interrogantes es afirmativa.

En el 2021, el 36% de la electricidad que se consumió en el mundo se produjo con carbón -el más contaminante de los combustibles-; el 22.9% se produjo mediante gas natural; el 15% se produjo mediante plantas hidroeléctricas; el 12.9% mediante energías renovables; el 9.8% mediante plantas nucleares, y el 2.5% mediante petróleo. Esto es, 65% de la electricidad se produjo con fuentes que emiten CO2, el 35% mediante fuentes limpias ¿Cómo hacer, para que el 35% se convierta en el 100%? 

¿Cuánto han avanzado los protagonistas en materia de cambio climático?

Alemania, la cuarta potencia mundial, el cuarto productor de energías renovables, con todos sus aires de ambientalista y antinuclear, en el 2021 su consumo de electricidad fue 584.5 TWh. De esta cantidad, solo 117.7 TWh (el 28.4%) fue de origen eólico y solar. Si se agrega la hidroelectricidad, 69 TWh y la generación nuclear, 19.1 TWh, su generación limpia alcanza el 35.2%. El 27.8% de la electricidad restante la generó con carbón; el 15.2% mediante gas natural, y el 0.8% mediante petróleo.

En Europa, el continente “más preocupado por los cambios climáticos”, en el 2021, el 21.9% de la electricidad se produjo con plantas nucleares; el 19.8% mediante gas natural; el 17 % mediante energía eólica y solar; el 16.1% mediante plantas hidroeléctricas; el 15.7% mediante carbón; el 1.2% mediante petróleo, y el resto mediante biocombustibles, geotermia y otros. Sumando, energía nuclear, hidroelectricidad, energías eólica y solar, las fuentes limpias aportaron el 54.9% de la electricidad, cifra muy alentadora. Pero la electricidad, 4032.5 TWh, representa el 17.6 del consumo total de energía en Europa.

Esto pone en evidencia que, aunque las energías limpias han avanzado, han avanzado muy muy poco, y siguen perdiendo terreno frente al crecimiento de las energías fósiles.

Sería ideal que la electricidad se produjera por fuentes limpias. Pero eso aún es una utopía desde cualquier punto de vista que se vea. Implicaría pasar del 35.2% de la participación actual de las fuentes limpias al 100%; lo que significa construir el doble de la capacidad de generación actual. 

La electricidad que se consumió en el mundo en el 2021 ascendió a 28 466 TWh, que equivalen a 102.4 Exajoules (ExJ) (1 Exajoule = 278 TWh). Ese año, en el mundo se consumieron 595.15 ExJ. O sea, que la electricidad representó menos de la sexta parte del consumo mundial de energía. No es exagerado decir que es imposible producir el triple de los 28 466 TWh de electricidad con fuentes limpias.

Pero aunque eso fuera posible, ahí no termina el problema, no se alcanzaría la neutralidad carbono, porque, entre otras cosas, el transporte en esencia es de combustión interna y habría que sustituirlo por autos y medios de transporte eléctricos. Y eso haría que la demanda de electricidad se multiplicara por dos. Adicionalmente, habría que construir toda una infraestructura para esos nuevos autos y desechar, y en el mejor de los casos, reciclar, todos los autos de combustión, cosas que demandarían una gran cantidad de energía y materiales, cosas que no serían nada ecológicas.

En resumen, si todos los autos que circulan actualmente fueran eléctricos, se necesitaría: 1) generar el triple de electricidad que se produce actualmente; 2) multiplicar el número de centrales eléctricas; 3) repotenciar las redes eléctricas y multiplicar el número de estaciones y subestaciones; y 4) instalar un número suficiente de centros o puntos de recarga, puesto que este número indudablemente deberá ser superior al número actual de gasolineras. Esto se debe a que la autonomía de los carros eléctricos es muy limitada. Aunque publicitariamente se dice que algunos modelos ya tienen una autonomía de más de 240 km, en realidad su autonomía es del orden de 100 km; mientras que los autos de gasolina pueden tener una autonomía entre 500 y 700 km.

Otra limitante del desarrollo de los autos eléctricos es la producción de baterías. Las reservas actuales de Litio no son suficientes para dotar de baterías a la inmensidad de futuros autos eléctricos que se están pronosticando. Y habrá que estudiar el problema ecológico del reciclaje y depósito de desecho de baterías.

No, no hay solución fácil. Se nos siguen inventando espejismos. Se nos hace pensar que: con solo celebrar eventos como la COPs, se está actuando contra los cambios climáticos; que la electricidad en sí es limpia, que los carros eléctricos son la solución, que el litio es el futuro, que plantando un árbol compensamos nuestra huella de carbono, cosa que es completamente falsa… 

Cierto, tenemos que seguir viviendo, y será inevitable utilizar energía e imposible evitar nuestra huella de carbono. Pero al menos debemos tener conciencia de la deuda que le dejamos al planeta y las futuras generaciones.

La única energía limpia es la que no se consume y para combatir el consumo habrá que combatir el consumismo.

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