■ Si la situación de las mujeres no cambia no se va a mejorar la condición del hombre: Acosta
■ Sin movimientos sociales que presionen la normatividad no es suficiente, señala ponente
“Si la situación de las mujeres no cambia no se va a mejorar la condición del hombre, esa es la pura verdad”, sentenció Gladys Acosta Vargas, activista por los derechos humanos de las mujeres, socióloga, abogada, electa al Comité para la Eliminación de la Discriminación para la Mujer por su siglas en inglés CEDAW, organización coadyuvante con la Organización de las Naciones Unidas, para el periodo 2015-2018.
La expresión cerró su exposición en la serie de conferencias de inauguración al seminario permanente Ciencia, desarrollo y democracia, organizado por la Unidad Académica de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Zacatecas, que el día de ayer se realizaron en el foyer del Teatro Fernando Calderón.
Luego de aludir al articulado de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, a la que ofreció contextualizaciones históricas y comentarios y señaló significa la universalización de los derechos humanos para más de la mitad de la población del mundo, lo cual ya entrado el siglo 21, pareciera un anacronismo pues, hizo la observación, no logra ejercerlos a plenitud, concluyó que tal universalización “está repleta de contradicciones”.
Así caracterizó a los Estados firmantes de la misma, quienes luego de haberla ratificado, luego la obstaculizan.
El hecho de que haya estas contradicciones, dijo, no quiere decir que tales disposiciones no deben utilizarse y aún no implique beneficio el “moverse dentro de ellas” para avanzar en una lógica siempre antisistémica, esto es anticapitalista, y apoyada en los movimientos sociales, que son quienes en este terreno “tienen la batuta”, dijo.
Sin movimientos sociales que presionen, mujeres organizadas y grupos feministas, la normatividad no es suficiente, pues la dinámica de los Estados es “mentirosa, vamos a decirlo claro, pero aún así hay que estar ahí y ganar ciertas batallas”.
Agregó la consecución de los derechos humanos plenos para las mujeres debe atacarse estratégicamente, “esto es una arena política” de manera multisectorial y multidisciplinaria, con perspectivas de corto, mediano y largo plazo.
En el primer caso cuando se está por el reconocimiento de un derecho, en el segundo, cuando se tiene conciencia de que no se obtendrá hasta en tanto no haya una redistribución de la riqueza, hecho que implicará “luchar contra el sistema que no nos deja avanzar” y en tercer término, “cuando tenemos que pensar en un futuro donde no va a haber una caricatura de paridad, sino de verdad una sociedad democrática”.
En este avance estratégico, debe siempre tenerse una mirada de transformación antisistémica, dijo, y por último destacó la necesidad de alianzas porque sin ellas “no se avanza”.
Se requiere entonces, para construir nuevas sociedades, construir estructuras políticas amplias, diversas y con capacidad de liderazgo múltiple apoyadas en la consulta popular, “verdaderamente democráticas” para avanzar.
En caso contrario agregó, aludiendo a Olimpia de Gouges, la lideresa de la Revolución Francesa que muriera en la guillotina por sus ideas de inclusión de la mujer, “no nos cortarán la cabeza, pero quedaremos como ciudadanas de segunda categoría y el mundo lamentablemente quedará para atrás”.
Comentó, sin el cambio de la situación de las mujeres en cuanto al reconocimiento de sus derechos humanos respecto a su autonomía laboral, económica, de toma de decisiones y política, y física, no habrá mejoría de la propia condición del hombre.
