Consternación de todo un pueblo resulta el fallecimiento del historiador Miguel León Portilla, hijo predilecto de la izquierda mexicana y un referente exacto de la búsqueda constante por entender el mundo antiguo de los habitantes de la américa y un emprendedor que viajó por el mundo para convertirse en uno de los grandes personajes de la humanidad.
Así de fuerte y de portentosa su figura.
¿Por qué? Obvio: sus libros, sus cátedras, sus conferencias, sus aseveraciones, sus descubrimientos, su calibre como ser humano, su ejemplo como un incansable investigador de primera mano y con documentos inéditos que sorprendieron al mundo, buscador excelso en las bibliotecas y archivos de la Europa Antigua -las más excelsas de la Lusitania Portuguesa, Archivo de Indias en Sevilla, las flamencas Holandesas-así como en India, Japón, Birmania y cuanto país tuviera referencias de los antiguos mexicas o habitantes primitivos de la américa loca.
Lo que nos interesa es su libro causante de todo orgullo: FRANCISCO TENAMAXTLE, primer Guerrillero de América, y refiriéndose a el con amor y ternura y coraje e indignación, pues dicho personaje fue en verdad quizás de los primeros en alzarse en armas y piedras “al defender a su familia, su mujer y sus hijos” y a su pueblo y por ello ser apresado y juzgado y enviado a España a ser ejecutado.
Emblema de la famosa guerra del Mixtón, Tenamaxtle -me agüita no haber leído ese libro aun- media casi dos metros, líder del señorío cascan, su lucha guerrillera abarcó Zacatecas, San Luis Potosi y Guadalajara en donde miles de indígenas respondieron a las bajezas de los españoles intrusos que cometían toda clase de abusos y majaderías, asesinatos intensivos y violación de jovencitas indígenas, muerte con perros y lanzas, incineración y quema masiva, saqueo de víveres y un sinfín de calamidades que resultaron insoportables para el y su pueblo zacateco.
Hijo del gran señor de Nochistlan Xavalolt, junto al hechicero guerrero chichimeca Chapoli, durante 9 años practicaron una exitosa guerra de guerrillas y en la que fue señalado como el comandante principal de los levantamientos y finalmente apresado y llevado desde Veracruz encadenado en una sucia galera en un barco con destino a Sevilla donde fue recibido por funcionarios de la casa de Contratacion y ahí vieron a un indio nunca abatido, eso si, enfermo, sucio, greñudo. Enero de 1551.
Finalmente luego de 7 años de juicios murió victima de una pulmonía. El mismo pedía a gritos ropa para su friolenta humanidad. Sabiendo hablar y escribir el castellano y entendiendo siempre que la dignidad fue su fuero y su consigna.
Don Miguel León Portilla de seguro lo admiró hasta el cansancio. Todos a buscar el dicho libro y refrendarlo en su memoria, como uno de esos historiadores nonagenarios orgullosos de haber conocido a fondo las desgracias y aventuras y felicidades de los pueblos mexicanos.
