Una vez más el Zócalo fue sede de encuentro para el pueblo y el Presidente, ya deben ser cientos de veces que la Plaza de la Constitución escucha un mensaje de Andrés Manuel López Obrador, sin duda el dirigente social más importante que ha tenido la historia de nuestro país en los últimos 100 años.
Nuevamente nos dimos cita en la Ciudad de México para encontrarnos miles de mexicanas y mexicanos convencidos de que la Transformación en marcha, con resultados contundentes, con simpatía creciendo y con un pueblo que tiene el poder de su propio rumbo. Un domingo tranquilo, de jubilo y felicidad, pero que en momentos tenía un ambiente de nostalgia, no es de menos, se retira el mejor Presidente que hemos tenido.
El Presidente, en esta ocasión, quiso despedirse de su pueblo, aunque no será la ultima vez en el Zócalo, pero sí con un mensaje profundo, extenso, sin dejar ningún tema suelto y es por ello que merece ser recordado, tuvimos la oportunidad de despedirlo y hacer el compromiso de facto de seguir su legado, inspirados en su vida, su convicción, los valores que inculcó, su amor al pueblo, su vocación de servicio.
Al inicio de su informe el Presidente resaltó los hechos históricos que nos han marcado en nuestro país, resaltando las raíces de las culturas prehispánicas, de un México profundo, las mexicanas y los mexicanos de hoy son, en su inmensa mayoría, trabajadores solidarios y honestos. Recordó a los padres de la patria, Hidalgo y Morelos, no sólo lucharon por la independencia, sino también por la abolición de la esclavitud y en contra de la desigualdad.
Lo mismo de Juárez y el estado laico, la lucha que emprendieron los hermanos Flores Magón por los derechos de los trabajadores, así como Francisco Villa y Emiliano Zapata en demanda de libertad, tierra y justicia. Siguió con la memoria de Francisco I. Madero y su gran vocación por la democracia, el amor al pueblo de Lázaro Cárdenas del Río.
Este movimiento se ha inspirado en ellos, quienes han luchado por las causas humanistas y patrióticas en nuestro país.
No dejó de mencionar el Plan C, como prioridad, como conclusión de su gobierno, presentó al Congreso 20 reformas constitucionales para restituirle a la carta magna el sentido revolucionario y popular que tuvo desde su redacción original en 1917. Estas iniciativas son a todas luces distintas y contrapuestas a las reformas que se aprobaron durante los 36 años del nefasto periodo neoliberal, cuando no se pensaba en beneficiar al pueblo, sino en ajustar el marco legal para facilitar el despojo y la entrega de bienes del pueblo y de la nación a una minoría rapaz.
Lo más relevante en 6 años y lo que más satisfacción, enfatizó el Presidente, es la disminución de la pobreza Mientras en los sexenios de Calderón y Peña Nieto cada mes se empobrecían 100 mil personas, en nuestro gobierno, por el contrario, cada mes salen de la pobreza 100 mil mexicanos. De 2018 a 2022, según el Inegi, salieron de la pobreza cinco millones 100 mil personas, es decir, el 5.6 por ciento, algo que no sucedía en más de 30 años.
Inclusive, hace unos meses, el Banco Mundial dio a conocer que, del 2018 al 2023, la pobreza en México pasó de 34.3 millones de personas a 24.7, es decir, en cinco años, 9.5 millones de mexicanos salieron de la pobreza.
Una de las partes más relevantes de su discurso tuvo que ver con la reforma judicial, la cual quiero citar de manera textual para sentir lo que todos sentimos al estar ahí:
“hemos denunciado con hechos los actos de corrupción e influyentismo que predominan en el Poder Judicial. Debido a ello es que enviamos al Congreso una iniciativa para que el pueblo elija a jueces, magistrados y ministros, con el propósito, con el propósito de que impartan justicia en beneficio de todos y no estén al servicio exclusivo de la delincuencia organizada y de la delincuencia de cuello blanco; que estén al servicio del pueblo.
A ver, aquí vamos a hacer una consulta, aunque mañana nos van a criticar, pero es muy divertido, porque como se enojan tanto, hacen hasta el ridículo, lo digo con todo respeto, y no podríamos vivir tan aburridos.
A ver, ustedes qué prefieren, ¿que a los ministros los elija el presidente y los senadores o que los elija el pueblo?”
Por unanimidad, claro está fue de elegir por el pueblo a los ministros.
Me hará falta columna para todos los detalles que presentó el Presidente, pero quiero cerrar con algo muy puntual.
Gracias por nunca rendirte.