Es común que nos quedemos observando lo externo (aparente) del árbol sin penetrar a su naturaleza y determinaciones internas (esencia). Ambas ciertas, pero solo parte de su realidad. Igualmente, podemos tener claro que ahí está el árbol, pero no deparamos que es parte de todo el bosque y ecosistema, que forma parte e interactúa.
Es un problema metodológico. Hay mayores dificultades para comprender el devenir y curso de la sociedad. Grandes intereses encubren y justifican relaciones sociales injustas e irracionales dirigidas al sometimiento, despojo, dependencia y la miseria de muchos mientras la riqueza sobreabunda en unos cuantos.
He repetido que la derecha corrupta de México critica lo que le sobra. Acusa de lo que ha hecho y seguirán haciendo. Se ven en el espejo y repiten como loro lo que ven en él. Coincidiendo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador parafrasea constantemente a Carlos Monsiváis al decir que “la única doctrina de la derecha es la hipocresía”. No se trata de una frase suelta, es una conclusión suficientemente trabajada.
La derecha, en cuanto personalización ideológica y política del capital (así esté encarnado en un mísero pordiosero, enajenado porque su conciencia desvirtúa y deforma lo que realmente es en su entorno social) tiene que ocultar el más esencial de los despojos: el Plusvalor, consistente en la parte no remunerada al trabajador. Ocultar esa relación de explotación conlleva a mentir. En el gran entramado de cosas (legales, administrativas, políticas, ideológicas, etc.) que permitan mantener esa injusta relación de Capital-Trabajo la mentira le es inherente y es herramienta defensora y de preservación de la injusticia social. Se entenderá que defender la verdad es revolucionario, transformador. En otra circunstancia, y contexto, dice San Juan que Jesucristo afirmó: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
La colonización de América por Europa permitió el saqueo de riquezas, principalmente Oro y Plata, acelerando el capitalismo europeo que rápidamente acumuló capitales y estuvo en competitividad con Asia y Medio Oriente, con la región Otomana y China que tenían mayor desarrollo pero que, al usar el Oro y la Plata como medio de intercambio, modificó sustancialmente la economía entre esas regiones.
En el siglo XIX inició el proceso de independencia formal, pero no real, de América. No obstante, la dependencia económica se ha mantenido constante. El colonialismo sentó las bases del subdesarrollo al inhabilitar científica y tecnológicamente para innovar y crear la diversidad de fuerzas productivas que den competitividad con las naciones desarrolladas. Así, se estableció una dependencia de bienes y servicios necesarios y avanzados para la producción económica y de consumo.
Pese a que la geografía y las formas imperiales se han modificado mucho, y también se han creado nuevos patrones de crecimiento económico (el neoliberalismo es el último), las naciones poderosas son tales por su alto desarrollo científico y tecnológico que aplican a los procesos productivos y de dominación.
El despliegue ideológico, político, financiero, comercial y militar son herramientas para aplicar presión interna y externa que les permita someter y dominar. Algunas muy cínicas e irracionales, como la de expropiar activos venezolanos, congelar cuentas al gobierno, promover devaluaciones, escasez de alimentos, migración, violencia o atacar al sistema eléctrico nacional.
Los pretextos pueden inventarse con el apoyo de agentes internos, a los que se les puede dar asesoría, libreto, adiestramiento, capacitación, financiamiento y amplia difusión propagandística. Sucede en México con Claudio X. González (Mexicanos Contra la Corrupción) o en Venezuela con los seguidores de Enrique Capriles, Leopoldo López, Juan Guaidó, Borges, etc.
No es casual que impresentables como Vicente Fox y Marko Cortés, acudan en apoyo a la derecha asesina de Venezuela. Responden a los mismos propósitos. Son marionetas de un imperio. Igual de mentirosos, creadores de fake news.
En Venezuela han llegado a bañar con gasolina a chavistas y quemarlos vivos. Así lo quiere Martín Moreno en México con los morenistas. Se atrevieron a reconocer al autoproclamados presidentes Juan Guaidó. Sus marionetas internacionales, como la OEA lo hizo. Peor que Lina Boluarte de Perú. En México Marko Cortés pretendía desconocer el triunfo de Claudia Sheinbaum y proclamar a Xóchitl Gálvez. Ese fue el pleito entre ellos la noche de las elecciones.
La democracia, la dictadura que no existe, el interés de que los venezolanos vivan mejor son pretextos neocolonialistas. El objetivo es apropiarse de la reserva más grande de petróleo en el mundo, de la segunda más grande de gas, el segundo país con más agua dulce, la reserva más grande de oro de la tierra, las reservas de Coltán (oro azul) y una región estratégica para dominar Suramérica. Así, Estados Unidos puede desarrollar más su economía gracias a la apropiación de la riqueza venezolana. Pero el chavismo que encabeza Nicolás Maduro no se lo ha permitido.