Nicaragua afortunadamente logró lo que todos anhelamos, que los festejos entrañables del 45 aniversario del triunfo de la revolución popular sandinista, se llevaran a cabo en un ambiente único en el continente, pues diversos países del orbe se hicieron presente y la delegación mexicana fue nutrida y agasajada con la experiencia, el trato, el contenido de una revolución en marcha y el trato de un pueblo generoso y un gobierno atento y benevolente.
Mientras en el escenario mundial Venezuela es protagonista nuevamente por el acoso de la derecha mundial que financia a la local y que vuelve a fracasar pese a lo dominante de sus nuevos militantes y adeptos que apoyaron sin duda alguna con su voto, a la opción conservadora pero que definitivamente no logró acercarse al poder de los chavistas que les llevan un millón de votos de ventaja.
Nosotros profesamos a todo un continente el cariño y la admiración mexicana por los sucesos que a todos nos estremecen, la alegría de los festejos y la advertencia a las vanguardias de cumplir a toda costa que se concreten los ideales y que en el caso caraqueño y de todo a una nación con una geografía sorprendente en el globo terráqueo, logre saltar los múltiples obstáculos que la derecha engañosa y llena de trampas, quiere llevar al país al caos y la ingobernabilidad.
La experiencia con Evo Morales nos dijo que era mala idea perpetuar o continuar con una sola mesa y figura en las elecciones internas para la presidencia en ese país andino y que en el caso, del pueblo venezolano cuenta con innumerables estampas como Jorge Arreaza, Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello, pero eligieron que el obrero Maduro siguiera con ese curso y allá ellos, suponemos está bien, pues de todas formas logran lo que quieren y encauzan los destinos de una nación asombrosa al triunfo tan anhelado.
Hierve el gentío, hierven las redes sociales, la nueva humanidad sale encorvada y miope por los celulares como forma de vida, enterarse y condenar, militar y balcanizar, hacerle al juego de que los ataques cibernéticos pueden desestabilizar al mundo para volverlo un horror o una esperanza.
México vive agarrado en sus decires, por un lado, el saboreo popular de haber ganado la opción de sigamos haciendo historia, ante una derecha derrotada que deprimida y cobarde trata de elevarse en la mesa de debates para evitar la mayoría morenista en el senado y el congreso y así rotular los cambios constitucionales como fallidos y un fiasco monumental del nuevo gobierno con las manos atadas.
Pero los morenistas no son inocentes, sabedores que tiene una alta responsabilidad frente a sus millones de habitantes, sabrán encausar los hechos que susciten y concreten los cambios que tanto urgen para la verdadera estabilidad para los mexicanos.
Mientras Nicaragua se gobierna por el júbilo, la historia, la visita de miles de invitados y en un refrendo a su estilo de gobierno popular en una nación de verdad sorprendente en su geografía y su historia y su imán para atraer turismo e inversiones.
Venezuela sigue siendo la hermana fea, el patito negro, el ganso salvaje que después baila entre el fango para salir hacia el horizonte, hace esfuerzos descomunales y hay víctimas, saqueos, mártires y alertas.
Con razón en sus cuarto viajes al nuevo mundo, el gran navegante genovés Cristóbal Colón al arribar a las costas venezolanas aseguraba “era el mismísimo paraíso del reino de dios”, por lo majestuoso de su ríos y cascadas, bahías y mares trasparentes, la frugalidad, la belleza de su gente, la abundancia de su tierra.
No estaba equivocado.