PINOS. Después de peregrinar durante varios días por un trayecto lleno de obstáculos, hambre y frío, pero con mucha fe, cientos de peregrinos regresan a Pinos luego de acudir a la Basílica de San Juan de los Lagos en el estado de Jalisco, para pagar o pedir favores a la Virgen de la Candelaria.
En el municipio, muchas de las familias esperan a los feligreses con los tradicionales tamales y su atole, por lo que las tiendas se preparan para la venta del maíz y hojas de tamal, mientras que las costureras elaboran los vestidos que usarán las figuras del Niño Dios.
“La Candelaria es una tradición ancestral enraizada en las más añejas demostraciones de fe de un pueblo profundamente religioso, que año con año se entrega a esa actividad en la que participan niños, mujeres y hombres de todas las edades”, señaló David Castañeda Román, cronista municipal.
“Es una festividad con más de 100 años de historia en la que pies descalzos, vientres ilusionados y enfermos que añoran una milagrosa cura, entonan salmos, alabanzas, oraciones y coros, convencidos de encontrar respuesta a sus plegarias” añadió.
Las personas acuden a pedir
por su salud, su familia y para
agradecer los “milagros” concedidos
La celebración de la Candelaria es una de las tradiciones católicas más importantes en nuestro país, en la que se mezclan distintos elementos culturales, tanto españoles como prehispánicos. Las personas acuden a pedir por su salud, su familia y para agradecer los “milagros” concedidos.
María Guadalupe, quien tiene 58 años y visita el santuario de San Juan de los Lagos desde que es una niña, explica que “vamos a agradecerle a la virgen por las buenas acciones, las bendiciones y milagros que realizó. En estos días de tanto caminar, la bondad y la misericordia de las personas hacia el prójimo, siempre se valoran”, mencionó.
El presidente municipal, Omar Téllez Aguayo, dio instrucciones para que se desplegara un operativo de seguridad con el objetivo de que todas las personas puedan regresar con sus familias a festejar este día tan venerado por todos los pinenses, pues esta festividad demuestra el arraigo y la devoción a la vida religiosa y cultural en nuestro país, que siguen latentes.
