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sábado, 20 abril, 2024

Busque un héroe del ajedrez si quiere progresar

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Por: Manuel López Michelone •

Existen muchos métodos para progresar en ajedrez, algunos más eficientes que otros. Sin duda el punto fundamental es tener tiempo para estudiar y atacar los secretos del tablero, porque sin ello, el progreso es prácticamente imposible.

Una idea interesante para mejorar en ajedrez es la de ver las mejores partidas de los grandes exponentes del juego ciencia. Claramente ahí podemos ver las mejores maniobras, los trucos más sutiles, las estrategias incomparables. Sin embargo, en el ajedrez –como en otras artes– hay estilos y por ende, en ocasiones hay ajedrecistas magníficos para comprender los secretos posicionales. Otros son los expertos de la defensa y unos más son extraordinarios en el ataque. Así, si queremos aprender el arte de la profilaxis, hay que estudiar a Tigrán Petrosian. Si en cambio, si queremos ataques y fuegos artificiales al por mayor, tenemos a Mijaíl Tal, que nos legó un inmenso número de partidas excepcionales en donde los sacrificios de piezas están a la orden del día.

Es evidente que elegir a los campeones del mundo como héroes a estudiar puede ser una buena idea. Pero hay otros jugadores, que no llegaron al máximo título, que bien merecen un trabajo de análisis importante. Así tenemos a Paul Keres, el eterno segundo lugar en los torneos más importantes en el mundo. Es un jugador extraordinario que venció más de una vez a los mejores del planeta en su momento. O bien, pensemos en Bent Larsen, el danés, quien exhibió un estilo muy particular y que se demostró como un exponente que mostró cómo puede jugarse al ajedrez de manera original. Y ya entrados en gastos, podemos ver las partidas de Víctor Korchnoi, quien no llegó a ser campeón mundial, pero cuyo ajedrez siempre fue de lucha y tensión, lo que se reflejó probablemente incluso en su forma de vivir. Korchnoi sufrió en carne propia la Segunda Guerra Mundial y sin duda este tipo de acontecimientos lo marcó toda la vida.

Por lo tanto, hágase de un héroe, de un gran jugador, y estúdielo profundamente. Vale la pena ver sus partidas con un enfoque histórico, es decir, ver sus primeras producciones para ir adentrándose en los años en el que empezó a mostrarse como un jugador más fuerte cada día. Eso nos permitirá ir entendiendo poco a poco cómo evolucionaron las ideas en la mente de nuestro héroe y del cómo fue poniendo en práctica las mejoras que se iban viendo en su ajedrez.

Hay que decir, sin embargo, que el estudio de un jugador notable no es un asunto menor ni de poco tiempo. No se trata de ver las 500 o 600 partidas que jugó en su carrera. Tampoco se trata de ver sólo las mejores. No, se trata de hacer un puntilloso análisis de unas 100 partidas quizás, en donde cada una de estas partidas debe desmenuzarse cuidadosamente. Piénsese que si un jugador tarda unas tres horas o más en discurrir lo que ocurre en una partida del torneo, pues nosotros, los aficionados, tenemos que ocuparnos quizás un par de boras para comprender, con ayuda de comentaristas profesionales, los incidentes en cada partida que revisemos. Sólo así podemos sacar las conclusiones correctas.

Pero una vez que hayamos hecho esto, quizás podamos emular a nuestro héroe emulando las aperturas y defensas que jugaban. Esta elección es en general muy personal y eventualmente el estilo se demuestra en las elecciones hechas por nuestro héroe al inicio de las partidas. Por poner un ejemplo notable: contra el Gambito Benko, una defensa agresiva por parte del negro, en donde se entrega un peón por el desarrollo de las piezas, el excampeón del mundo, Boris Spassky, tenía casi un “sistema” para luchar contra dicha defensa. En mi opinión, la manera en cómo Spassky jugaba contra el Benko es un modelo teórico ilustrativo que bien merece ser estudiado si se quiere jugar contra este tipo de esquemas. Puede ser Spassky uno de los ajedrecistas más importantes que atacó la defensa a seguir ante el fuerte ataque posicional que se da en un gambito Benko.

Finalmente, trabaje con disciplina. Analice un par de partidas por semana y en unos seis a ocho meses habrá visto una fracción de la producción de un fortísimo gran maestro. Y si es cierto que quien con lobo anda a aullar se enseña, pues es un camino bastante seguro para el progreso en ajedrez.

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