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jueves, 28 marzo, 2024
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■ Historia y Poder

Rodolfo Haro, otro adiós de esos que enardecen

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Era un mago de las artes gráficas, murió en abril, yo apenas hace unos días me enteré, el desconcierto era, y es, como de esas cosas desagradables que tienen un alto precio en la memoria que se creía muy fuerte al recordar tantas aventuras, las pláticas incesantes, el intercambio poderoso en un mundo de revisteros, cuya única bien ganada fama era el de autoemplearse sin mirarle la cara a nadie, sin pedir prestada ninguna honra, solo la nuestra, la que nos da eternidad en las calles populares.

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Que su muerte fue triste y dolorosa y renegando de su condición, joven aún, de apenas 66 años, Rodolfo Haro Ramírez era un chilango avecindado en la ciudad potosina en donde hacía de las artes gráficas un verdadero espectáculo, pues al abrir sus revistas solo faltaba que saltase un ave real por tanto su dedicación y entusiasmo rayaba siempre en la vanguardia, la sorpresa y el éxito económico, la comunicación real con hallazgos fuera de lo común u ordinario.

Hay una vasta tradición en nuestro México por las artes gráficas populares, durante años, y a través de los tiempos, la provincia mexicana se las agenció para hacer del periodismo su forma de expresión y de denuncia, de sorna y de sarcasmo, hoy muchos gobernadores del país se sienten los grandes perdonavidas y salvadores de la nación y el mundo, pero en los barrios populares la gente les dice que son unos malvivientes bien vestidos, rolleros y tramposos y así salpicaron a la historia los editores con los nombres más curiosos y arrabaleros, jocosidad, desenvenenarse, malear la pugnacidad, asquear los laberintos donde se pierde la mucha honra de ser siempre un donnadie con los zapatos de dandy y la corbata prestada.

Rodolfo venía de una tradición tepiteña y Tacubaya por hacer de revistas un revestimiento conmemorativo, antes se habían desenpuercado las estimas por ser, y pretender adueñarse, de un mundo ajeno donde reinan los ricos gandayas, los oligarcas obligados a explotar a las muchedumbres, esa era la costumbre, la herencia divina y ante ello el revistero hace uso de su legítimo derecho de mofarse, denunciar, divertirse, distraerse.

Junto a la señora Mireya de Luna hizo revistas espectaculares, arreglos manuales de alta cartonería, eficacia curando espacios duplicados que a la vista daba resultados, y en medio de un medio de revistas diversas en su diáspora, aprovechamos las condiciones donde una gran cantidad de empresarios le entraron al quite para apoyar a los más creativos o locos y ahí figuró Haro, Manuel Arista, Tomás Iracheta, Carlos Guerrero, Gloria Serrano, Javier Padrón, David Rangel, José Arredondo, una ristrota de revisteros enriqueciendo el panorama editorial y humanístico, revistas de historia, de poesía, de danza, de lo que quiera el lector siempre atento por mandar a la fregada a todo mundo con monedas a cambio de letras y la autogestión del “ayúdate que yo te ayudaré”.

A la entrada en dos ocasiones del gobierno nacional trashumante de Benito Juárez García a la ciudad de San Luis Potosí con todo su gabinete alucinante, venían los más versados periodistas y escritores de alta escuela, LA HISTORIA DE ROSA Y FEDERICO es considerada la pionera de los cómics a nivel intercontinental y en 1863, José T. Cuellar Primo Flores Verdad dieron la idea y la edición multitudinaria, pese a estar el país en guerra, en acoso constante, en fusilamientos en masa y sin la más mínima consideración.

De esa tradición revistera los potosinos idearon seguir en la travesía de editar siempre sus emociones y desencantos y en ese panorama Rodolfo Haro encontró a una ciudad deseosa de nuevas técnicas y más hallazgos, que sin duda enriquecieron el panorama periodístico del fin del milenio.

Adiós pues, en esta dolorosa condición humana hay veces que despedirse de la gente querida es más que una pronunciación, es como una cosa hirviente que nace desde lo más hondo y es para que sirvan los ejemplos, y aunque nuestra amistad se había desdibujado y ni sé por qué, cuando menos el saludo era casi una fotografía y muy adusta, pero quedan en el recuerdo las grandes reuniones en nuestras mesas de redacción, nuestros tallercitos obligados al quehacer de hacernos expertos para traer el kilo de tortillas y las cheves el fin de semana, todo gracias a la pasión por el periodismo y las artes gráficas apasionadas.

Recuerdo las comuniones en la cañada del lobo, también en su casa muy ordenada, llena de libros, de historias verdaderas, de afanosos encuentros que nunca se olvidarán en el portentoso camino de los mexicanos que anhelan comunicarse y ser felices en esa tarea.

Rodolfo fue experto en Publicidad, televisión y diseño editorial, y laboró también en DM & M, Canal Once, INBA, Noble y asociados, Televisa, Editorial Dos Puntos, Clemente Cámara, Canal 22, AdMiRo editores, editó libros (literatura, informes de gobierno, libros de arte) y escribió guiones de todo tipo.

¡¡Tipazo!!

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