Río de Janeiro, Brasil. Maestros de la enseñanza pública protestaron en forma paralela durante dos actos públicos en los que participó la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en Río de Janeiro.
La primera protesta que enfrentó la mandataria en la ciudad sede de la final del Mundial de fútbol, que comienza en 11 días, ocurrió durante la inauguración de un corredor expreso para autobuses que une el aeropuerto internacional Antonio Carlos Jobim, localizado en la Ilha do Governador, con el exclusivo barrio Barra da Tijuca, en la región oeste de la capital fluminense.
Durante la ceremonia de inauguración de la llamada BRT Transcarioca, la presidenta destacó que el legado de las inversiones realizadas en el marco de los preparativos del Mundial es «para el pueblo brasileño».
«Todos nosotros, a partir de la Transcarioca, vamos a comenzar a mejorar estos barrios. Estamos dando visibilidad al suburbio.Decían que la Copa no dejaría ningún legado. Todos los legados son para el pueblo brasileño», dijo Rousseff.
La afirmación aludió a las acusaciones de los maestros, quienes critican los gastos realizados por el gobierno para organizar la cita deportiva y demandan más recursos para la educación.
Los maestros, quienes están en huelga desde el pasado 12 de mayo, también acusan a los gobiernos municipal y provincial de no cumplir con acuerdos alcanzados el año pasado, al término de una huelga que duró 70 días.
Más tarde, la presidenta se dirigió al conjunto de favelas de Manguinho, en la región norte de la ciudad, donde entregó 564 viviendas populares.
También allí fue recibida con protestas lideradas por maestros, y a su salida, su comitiva fue cercada por los manifestantes.
En ninguno de los eventos se registraron disturbios.
