El vocero oficial dijo que se preparan normas para permitir que las niñas y las mujeres regresen a la escuela y a sus trabajos de acuerdo con la ley islámica.
En tanto, el Ministerio de Asuntos Femeninos en Kabul fue convertido por el nuevo gobierno afgano en el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, y destituyó a sus anteriores funcionarios, muchos de los cuales eran mujeres. Aunque el Talibán insiste en que gobernará con más moderación que en su primera etapa (1996-2001), no autorizaron a la mayoría de las mujeres a retomar el trabajo e introdujeron reglas para su vestimenta en la universidad.
El líder de la resistencia, el ex vicepresidente Amrullah Saleh, sostuvo que la lucha contra el Talibán no se ha detenido en Panshir, al norte de esta capital, y que la zona sigue bajo el control de elementos del ejército del derrocado gobierno afgano.
"Es nuestro deber tener educación, trabajo y seguridad", corearon al unísono las manifestantes, algunas con pancartas, apelando al respeto de los derechos de las mujeres.
El presidente ruso añadió que "es imposible imponer algo desde afuera" y que "si alguien le hace algo a alguien, debe basarse en la historia, la cultura, la filosofía de vida de esta gente en el sentido más amplio de la palabra. Debe respetar sus tradiciones".
Lo que ocurrió el jueves ha arrojado el mayor número de muertes estadunidenses en un día durante la guerra más larga de su país, desde que 30 efectivos fueron abatidos en el derribo de un helicóptero, en 2011.
El Pentágono también indicó que hay 5 mil 400 personas dentro del aeropuerto de Kabul esperando ser evacuadas de Afganistán, un día después de un mortal atentado contra la operación dirigida por Estados Unidos por parte del grupo yihadista Estado Islámico.
Los cuerpos de los fallecidos, así como los heridos, entre ellos mujeres y menores -todo ello resultado de dos explosiones perpetradas este jueves, la primera por un suicida y la segunda por un coche bomba-, fueron trasladados a hospitales.