Presentaron el Programa Estatal de Derechos Humanos y sigue siendo un misterio. Trajeron a funcionarios de alto nivel, llenaron un auditorio, saludaron a la bandera e hicieron discursos que aludían a dicho programa, sin embargo, el programa jamás se mostró. Fue como ir a un bautizo donde se exhibían lindos ropajes, mucha música y gente elegante, pero sin niño. El niño que pensaban bautizar nunca apareció. Desde octubre pasado se convocaron foros de discusión y propuesta, además de la aplicación de un cuestionario para observar y medir la percepción de la ciudadanía sobre el estado de la cuestión de los derechos humanos en el estado de Zacatecas. Pero no supimos qué ocurrió con esos eventos, ¿qué propusieron las organizaciones de la sociedad civil?, ¿qué resultados arrojó la encuesta? También se mencionó la elaboración de un diagnóstico con base en los indicadores sobre Evaluación de los Derechos Humanos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas, pero tampoco supimos qué resultados se obtuvieron de haber aplicado esa matriz de indicadores. No se presentaron (ni brevemente) los resultados del diagnóstico.
Pero sí no hubo exhibición de resultados diagnósticos, tampoco se presentó lo que propiamente sería el programa que resolvería los problemas encontrados en el diagnóstico: la estrategia decidida y justificada (¿por qué esa estrategia y no otra?), los componentes del programa, las formas operativas, metas, actividades, responsables y formas de evaluación. Nada. Se mencionaba que había estas cosas en el programa, pero nuca se dieron a conocer. En una exposición de media hora pudo haberse hecho. En 20 diapositivas pudieron exponer lo esencial del programa, para que valiera la pena el gasto de tanta visita del centro del país.
Por el contrario, se dijeron cosas extrañas: se presentó al presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas, como “el anfitrión” del evento, cuando todo el proceso lo llevó a cabo la Secretaría de Gobierno, y Correa Chacón ni siquiera ponencia elaboró en los foros mencionados. Eso fue signo de simulación: querían aparentar algo que realmente nunca ocurrió. Mal presagio en el bautizo del programa: iniciar con un acto de simulación. Es la crítica que pesa como lápida sobre la CEDHZ, que ha sido omisa, carente de dirección y sin visión efectiva. Y justamente este programa tendría como misión cubrir la enorme oquedad que deja la Comisión Estatal. Durante los foros se vio que había trabajo detrás de su organización, invitación a actores de la sociedad civil y centros educativos, al mismo tiempo que entusiasmo en las metas de esta empresa; pero era trabajo de instancias de la Secretaría de Gobierno. Y las organizaciones de la sociedad civil, junto a todos los participantes quieren saber cómo quedó finalmente el planteamiento del Programa de Derechos Humanos para Zacatecas, y qué garantías institucionales tiene para pensar que se va a aplicar. No sabemos: sigue siendo un misterio.
