La situación por la que atraviesa Zacatecas tiene un origen y muchos culpables, generaciones completas de grupos políticos enquistados en el poder y en una gran variedad de encargos en la administración pública y los diferentes poderes y niveles de gobierno durante décadas, han ocasionado la catástrofe que hoy vivimos y padecemos todos los zacatecanos: inseguridad, estancamiento económico, pobreza, desigualdad, injusticia y un sistema de justicia retrasado en muchos aspectos.
Trienio tras trienio vemos cambiar de colores y de partidos las presidencias municipales, cambian imagen institucional, pintan por completo los edificios del municipio, cambian el color de puentes, vehículos, mandan bordar cientos de playeras para los funcionarios e incluso buscan ponerle un sello distintivo a la administración municipal, sin embargo, en materia de seguridad pública nada cambia, no se enfrenta el problema de corrupción, tampoco se emplean políticas de austeridad, no se cambia la relación con los medios de comunicación y todo gira en torno a una campaña electorera en torno a la aspiración del Presidente en turno.
De igual forma, cada tres años vemos desfilar diputados en el Congreso Local sin que aporten mucho para cambiar la realidad de los zacatecanos, utilizan la tribuna para presentar puntos de acuerdo cuya finalidad no es trascendente e incluso, en muchos casos, exigir al gobierno del Estado realice acciones que competen o resultan facultades de los mismos legisladores, como considerar presupuesto para ciertas dependencias cuando ellos mismos aprueban y tienen la facultad (y obligación) de estudiarlo, analizarlo y en su caso, modificarlo. El Congreso Local es testigo del reciclaje de políticos que se da al interior de los partidos, parece más un concurso por ofertar lo peor y menos capacitado al interior de los partidos para otorgarles una beca de 3 años a cargo del pueblo zacatecano.
Lo mismo acontece en el gobierno estatal, sale un gobierno y llega otro que pareciera su única función es simplemente cubrir al que sale, despedir al antecesor para llegar simplemente a cobrar el cheque sin poner, quitar o cambiar nada; antes de terminar un sexenio, los zacatecanos somos testigos de campañas electorales en las que nuestra clase política promete acabar con la pobreza, con la corrupción y castigar a quienes entregarán el cargo y que evidentemente su único objetivo fue cambiar de estatus social y económico, sin embargo, una vez electos olvidan lo prometido.
Las políticas publicas poco cambian, los municipios, las legislaturas, el poder judicial y gobiernos estatales, llevan décadas siendo administradores de problemas y herencias de sus antecesores, no se emplean acciones para evitar más endeudamiento, mucho menos para disminuirlo, no se planea obra pública trascendente ni mucho menos se hace frente al problema de la corrupción, no hablemos de emplear políticas en materia de economía para hacer frente al enorme retraso económico que padecemos en comparación con Estados como Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, sino que se nombran funcionarios cuyos actos no aportan nada en beneficio a la economía de las familias zacatecanas.
Cada tres años y cada seis, gobiernos van y gobiernos vienen pero los problemas de nuestro Estado y los que vivimos día a día los zacatecanos, se mantienen, al igual que la clase política que solamente vemos cambiar de encargos, un trienio son legisladores; otro, regidores; otro, funcionarios municipales, presidentes municipales o secretarios de Estado, nada aportan a un cambio político, económico ni social; Zacatecas se encuentra enfrascado en una parálisis derivada de una crisis política fomentada por las cúpulas de los partidos políticos, que deciden imponer candidatos, que negocian entre ellos unos estados por otros, impunidad procesal a cambio de entregar gobiernos, etc.
Zacatecas continuará atravesando el mismo problema si los zacatecanos no tomamos las riendas del Estado, si no presionamos a nuestra clase política para impulsar reformas en materia político – electoral, si no exigimos procesos democráticos al interior de los partidos, si seguimos votando por la misma clase política que cada tres años cambia de colores, de discurso, pero no cambia de prácticas. Nuestro Estado requiere reformas profundas, los ciudadanos debemos impulsarlas, podemos empezar por conquistar nuestro derecho a revocar el mandato a todo aquel que no sea capaz en su encargo, que no tenga voluntad de cumplir sus promesas o que simplemente desconoce lo que hace.
