El 13 de diciembre 2023, con bombo y platillo se inauguró la Conferencia de Partes 28 de la ONU, la COP 28 de Dubái, que pretendía, ahora sí, concretar los acuerdos de Paris del 2015. La nota de apertura la dio el discurso del Sultan Al Jaber, presidente de la COP, quien llamó al mundo a abandonar los combustibles fósiles con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Obviamente los medios calificaron esa declaración como una “iniciativa histórica”.
En todas las COPs anteriores, sólo se había sugerido la “reducción” del consumo de carbón, y eso hasta la COP26 de Glasgow del 2021; el petróleo y el gas nunca habían sido mencionados. ¡Cómo no se les había ocurrido!
Lo singular es, que esta intención de reducir el consumo de petróleo y del gas en el mundo, se haga en Dubái, uno de los siete emiratos que componen los Emiratos Árabes Unidos; país eminentemente petrolero, que produce el 4.1% del petróleo del mundo y el 1.4 % del gas natural. Cierto, gracias a la riqueza petrolera Dubái puede darse el lujo de revestirse de verde, pero sin duda detrás de esa imagen hay ante todo un gran interés turístico. En 2001, en Dubái fue inaugurado el majestuoso Jardín Milagro (Miracle Garden), un paraíso de 7.2 hectáreas con más de 45 millones de flores regadas a través de un sistema de agua por goteo, diseñado como una atracción turística y una nueva experiencia visual.
Pero sus números no son nada ecológicos que digamos. Teniendo una población 9.4 millones habitantes consume 8 veces más energía que el promedio mundial. En el 2022 su huella de bióxido de carbono (CO2) pasó de 15 a 21.8 toneladas por año por habitante – la quinta huella de CO2 más grande del mundo, equivalente a más del cuádruple que la media mundial, 4.9 t/a/h. De hecho, las cifras mundiales no son nada benévolas.
En México, en el marco de la COP de Dubái varias voces opuestas al gobierno, han intentado aprovechar la ocasión para exhibir al gobierno, como si la situación actual fuera su responsabilidad y como si lo único que faltara fuera que México se comprometiera a prescindir del petróleo y gas, y a utilizar solo fuentes renovables para que la lucha por los cambios climáticos tuviera éxito.
Entre otras, una supuesta organización independiente de siglas ICM, exhibe a México como uno de los países con más bajo índice de desempeño frente al cambio climático, donde ¡los combustibles fósiles continúan siendo la principal fuente de energía! ICM aprovecho la oportunidad de cuestionar la compra de la refinería de Texas Deer Park y la construcción de la refinaría de Dos bocas y exigen cuadriplicar las energías renovables y eliminar el combustóleo
Si de actuaciones erráticas se tratara, se tendría presente que, en el 2010, siendo presidente Calderón, México fue sede de la COP 16 que se celebró en Cancún. ¿Para que sirvió aquel evento? ¿Cuánto costó? ¿Qué iniciativas se impulsaron? ¿Cuáles son los resultados? Nadie cuestiona.
México consume el 1.4% de la energía y produce el 1.5 % del CO2 del mundo; pero su huella de CO2 es 3.2 t/a/h, mientras que la media mundial es 4.9 t/a/h. No son despreciables estas cantidades, pero México no es el problema. Incluso si desapareciera de la faz de la Tierra no se resolvería gran cosa. Pero, además, si se quiere hacer partícipe a la población de un mejor bienestar, indudablemente se tiene que consumir energía. Y si, los combustibles fósiles son la fuente principal de energía en México, como lo es en el Mundo.
La gran fortuna de México es disponer de petróleo, y la preocupación debe ser usarlo de manera racional y eficiente. ¿Porque dejar de usar petróleo y gas en México mientras que en los países industrializado su consumo sigue aumentando?
Pero además, no hay otra alternativa, las fuentes renovables son tan solo complementarias. Después de medio siglo de apoyos y subvenciones extraordinarias, solo aportan el 6.75 % de la energía que se consume en el mundo. El principal beneficiario no es el medio ambiente, son los lobbies verdes como Iberdrola, Gamesa, Copenhagen Infraestructure Paterns, Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit … y sus inversionistas, que se han hecho multimillonarios explotando la esperanza humanitaria de construir un mundo racional.
¿Cómo pasar de ese 6.75 % al 100 %? ¡Es imposible! porque hay limitaciones meteorológicas y territoriales insalvables. Adicionalmente otra arista del problema es que las fuentes renovables y las fuentes limpias solo producen electricidad. Y desgraciadamente, no solo de electricidad vive el hombre. El consumo de electricidad representa apenas poco más de la sexta parte del consumo mundial de energía (el 17.37%). La mayoría absoluta del transporte funciona con gasolina, diésel, keroseno. Y no existen baritas mágicas que conviertan los autos de gasolina en autos eléctricos, ni hay aviones ni buques eléctricos ni hay quien los esté construyendo. Y por si fuera poco el transporte no es la única actividad que demanda derivados del petróleo.
Si, el problema es grave, pero no hay solución. Así que, quien promueva la idea de que las fuentes renovables son una alternativa, está mintiendo, con mayúsculas. El razonamiento es sencillo. Han pasado 28 COPs, y solo se reciclan las mismas consignas, y realmente los avances en la preservación del medio ambiente son limitados. Conclusión, las COPs son eventos político-turísticos para expiar culpas, darse aires de pureza y construir cortinas de humo o castillos en el aire.
Por todo eso ¿será creíble y factible una declaración “histórica” de la COP 28?