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viernes, 29 marzo, 2024
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Monrealismo y vitamina “B” al D21 (1 de 2)

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA •

Yo era un jovenzuelo de tercero de secundaria en 1998. Recuerdo con nitidez el proceso electoral de ese año porque fueron años felices de mi vida, la secundaria técnica 1, me forjó y me hizo conocer a muchos de jóvenes y señoritas provenientes de diferentes extractos sociales, principalmente hijos de trabajadores. Gracias al trabajo de mi madre, abogada entregada al servicio público y en ese tiempo novel directora del Instituto de Formación Profesional, a iniciativa del gobernador Ricardo Monreal y al trabajo de mi padre como profesor universitario de toda la vida, brinqué de una secundaria pública, al Tec de Monterrey para cursar la preparatoria. Pude no haber estado en la secundaria técnica, pero más por la ideología de mi padre (siempre de izquierda y Obradorista hasta la fecha) que por el tema económico, tomaron la buena decisión de dejarme ahí.

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Mi primer contacto con el “Monrealismo” fue en un mitin en la sede estatal del PRI, ese evento fue histórico, marcó época porque sucedió en medio de la quietud del Zacatecas institucional, conservador y disciplinado. La anunciada y esperada renuncia del Diputado Ricardo Monreal al partido que lo vio nacer y lo formó, y que le negó la candidatura, porque en el orden de los factores (que en el PRI sí existe), no le tocaba. Hábil y tenaz, como es el ahora senador, supo tejer una alianza con los de abajo, para presionar a los de arriba, pero no le funcionó, por lo menos no en el PRI de Zedillo, quien el 98 ya había pasado los conflictos del caótico año de 1994 y disfrutaba cierta quietud que le daba la medianía de su sexenio, sin la preocupación de tener bajo su cargo la entonces peligrosísima ciudad de México, el Ingeniero Cárdenas un año antes, la había ganado y marcaría el inicio del distintivo del sexenio de Zedillo, que milagrosamente no es ni el levantamiento del EZNL, ni el error de diciembre, ni las matanzas en los pueblos indígenas, sino la transición democrática que permitió (no tenía muchas opciones) el arribo del PAN al poder en el año 2000 con Fox. Así que negociar con Andrés Manuel López Obrador, otrora presidente del ejecutivo nacional del PRD, para dejar pasar a Ricardo, simplemente dejando transitar la jornada electoral sin sobresaltos, fue lo de menos. Por supuesto que hay diferentes versiones sobre el hecho, yo narro lo que sé y además, sé dos cosas más: que el apoyo de la gente lo tenía Ricardo y era prácticamente imposible impedir su llegada a la gobernatura.

El sexenio de Ricardo rompió varios paradigmas, el que más me gusta recordar es el que ubica a una serie de jóvenes, hombres y mujeres profesionistas en el gabinete estatal, estos mismos jóvenes funcionarios, que ahora ya no lo son tanto, dieron los resultados esperados por su jefe, quien desde luego marcaba la directriz del gobierno. De tal suerte que Zacatecas comenzó a cambiar, de a poco el sosiego de la ciudad, solo por citar un ejemplo, comenzó a transformarse en modernidad, había signos vitales de desarrollo económico, había vida nocturna, había obra pública, bueno, los restaurantes y bares de la ciudad ya hasta tenían terminal para tarjeta de crédito… de ese tamaño el atraso.

Ricardo tiene una personalidad seductora, tiene “charming”, es de buen trato con todos, pero es muy firme, enérgico y no olvida fácil sus afrentas políticas. Podía tomarse la tarde para reunirse con algunos funcionarios de todos los niveles en la palapa de la Junta Estatal de Caminos para convivir un rato y de regreso a su casa, si veía desorden en el municipio, como un puesto ambulante mal ubicado, le llamaba al alcalde en turno para girarle instrucciones, fuera la hora que fuera.

Control, con el poder que da el ejercicio exitoso de la administración pública y el matrimonio permanente con el pueblo al que se gobierna (formula exitosa e infalible, para quien le interese), Ricardo Monreal tenía el control absoluto del estado…y desde luego, de su que hacer político, que para eso se pintaba solo. Una cosa, solo una cosa sabe hacer mejor el exgobernador que ponerle el 100% a sus responsabilidades y esa es precisamente, hacer política, de todo tipo, con todos. Tenía a un tal Juan Carlos Lozano de diputado por el PRI y a un Elías Barajas por Convergencia, como oposición, pero cobrando en su nómina…de ese tamaño el control.

Como esta es la primera parte de un par de relatos, quiero cerrar destacando el regreso (porque por salud se fue un tiempo) de Enrique Laviada Cirerol al movimiento que será candidatura en unos días más, que encabeza David Monreal Ávila. pensamos algunos que la suerte está echada y David necesita a los mejores con él a su lado. Quienes queremos que a Zacatecas le vaya bien, destacamos la sagacidad, astucia e inteligencia de Don Enrique, lo preferimos a él que a muchos y muchas que no saben que la política es un arte, que pueden ser hasta palurdos políticamente hablando y que la cultura y el mundo que tiene el “Dire Laviada” como le dicen sus muchachos, nos da tranquilidad a quienes queremos hablar en el mismo idioma y leer en el mismo libro.
Continuará…

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