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jueves, 28 marzo, 2024
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“No hay que ver la violencia sexual como casos aislados”: Mara Muñoz

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Por: SCARLETT LLAMAS •

■ Opina que este fenómeno es parte de un sistema que cosifica a las mujeres

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■ Señala que el cuerpo de la mujer es visto como un objeto de placer masculino y en la cultura mexicana, sobre todo, las expresiones violentas se han normalizado

 

“No hay que ver la violencia sexual como casos aislados”, sostuvo Mara Muñoz Galván, abogada y activista feminista, tras lamentar que dicho asunto tome relevancia únicamente cuando personajes públicos son acusados de algún delito de índole sexual, haciendo alusión a Félix Salgado Macedonio.

En su charla, “¿Qué hacer frente a la cultura de violación?”, Muñoz Galván precisó que este fenómeno es parte de un sistema que cosifica a las mujeres y, basándose en una idiosincrasia que gira alrededor de la violencia sexual, se reproducen conductas violentas hacia las mujeres.

Esto, al ser un tema sumamente relevante que siempre está presente, pues, como señaló la abogada, en México se registra una violación cada 4 minutos, debe dar pie a una reflexión sobre la cultura que, desde una visión machista, contrario a evitar o contraatacar la problemática, la ignora y es permisiva ante la violencia sexual.

Con base en los conocimientos de la cultura, agregó, se ve el mundo y se reproducen ideas, “por eso se habla de una cultura de la violación”.

Esto lo atribuyó a que el cuerpo de la mujer es visto como un objeto de placer masculino, y en la cultura mexicana, sobre todo, las expresiones violentas se han normalizado; no sólo es la violación, aseveró Muñoz, sino el uso y apreciación del cuerpo de las mujeres como una cosa.

Además, al actuar violentamente contra las mujeres, es un ejercicio de poder, “no sólo por placer”, más cuando se constituye en prácticas que van en contra del consentimiento.

En complicidad, la cultura funciona en favor de un acto de dominio sobre las mujeres, relacionado con la impunidad ante la violencia sexual, que facilita el ejercicio de la misma para que prevalezca una supuesta superioridad.

Por su parte, los efectos en las víctimas de ser cosificadas y violentas tiene distintas consecuencias que van de la mano de distintas violencias: psicológica, física, sexual, patrimonial, económica, hasta llevar al feminicidio; y puede culminar en feminicidio.

En contraste, no hay consecuencias para los agresores ni en la estructura social que genera violencia y cultura de la violación, lamentó la activista.

Esto se debe a que el sistema, el patriarcado, es una organización social que evoluciona con el tiempo y termina fortaleciendo a los hombres y es desventaja para las mujeres; esto, de la mano con la misoginia, odio y conductas nocivas hacia las mujeres, se manifiesta en actos violentos, crueles y degradantes ante el sexo femenino por el solo hecho de ser mujeres.

Así, cualquier acción u omisión ante violencia sexual, “degrada o daña, atenta contra su libertad (de las mujeres), su dignidad e integridad física”; cause, entonces daño, sufrimiento o la muerte a las mujeres.

Ante la pregunta “¿Qué hacer ante la violencia sexual?” es complicado responde debido a tantas aristas, sin embargo, no se puede ni debe ignorar que el 41.3 de la población femenina ha sufrido violencia sexual, de acuerdo con la Endire; 4.4 millones de mujeres sufrieron de violencia en la infancia; la Secretaría de Salud registra alrededor de 120 mil violaciones al año, y de éstas, el 70 por ciento se realizan por personas cercanas.

Por esto, Muñoz Galván reiteró que la violencia sexual, en el sexto país con mayor incidencia, “no puede ser un tema pasajero”, pues la problemática se ha perpetuado y agravado en el país, y las cifras muestran una tendencia a la alta.

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