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viernes, 26 abril, 2024
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The tragedy of Macbeth, de Joel Coen

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 511 / Cine

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A lo largo de la historia del cine, se han hecho diversas adaptaciones de Macbeth, la icónica tragedia escrita por William Shakespeare. Entre las versiones más conocidas del texto, destacan cuatro: la dirigida por Orson Welles (1948), la de Akira Kurosawa, rebautizada como Trono de sangre (1957), la del polémico Roman Polanski (1971) y, más recientemente, la de Justin Kurzel (2015). 

Después de tantas versiones de la misma historia, la idea de una nueva adaptación podría parecer tediosa, innecesaria o poco interesante. Por fortuna, en The tragedy of Macbeth (2021), el director Joel Coen es capaz de otorgar originalidad y frescura en su particular visión de la clásica obra. 

Luego de haber dirigido 18 largometrajes junto a su hermano Ethan, el cineasta debuta en solitario con un muy interesante híbrido entre cine y teatro. Por un lado, la adaptación cuenta con una labor visual y una estructura narrativa propias de una producción cinematográfica más tradicional, y por el otro, están presentes las convenciones, las técnicas y la intensidad tan características de una puesta en escena. Esto último también es evidente en los diálogos de los personajes, que son recitados tal y como vienen en el texto original. 

En esta ocasión, el elegido para darle vida al tirano Macbeth es Denzel Washington, quien, con enorme habilidad, logra encarnar la degradación moral de aquel que inicia como un noble héroe de guerra y termina como un despótico, vengativo y sanguinario Rey de Escocia. Junto a este personaje y su red de intrigas y traiciones se encuentra Lady Macbeth, interpretada de manera magistral por Frances McDormand.

La elección de ambos intérpretes le da un nuevo e ingenioso giro a la historia, al centrarse también en la edad de la pareja protagonista, enfatizando todavía más la urgencia de ambos por obtener el trono y el poder absoluto que este implica, antes de que sea tarde. 

Dicha sensación, de premura y alarma, se acrecienta gracias a un magnífico e inmersivo diseño sonoro, que va de la mano con la estupenda banda sonora de Carter Burwell. Por otro lado, destaca el portentoso trabajo de fotografía de Bruno Delbonnel, filmado en formato cuadrado en blanco y negro, y que, aunado a un excepcional diseño de producción, termina por otorgarle a la cinta una estética homogénea, gótica y con claras reminiscencias al expresionismo alemán.

El resultado general es una propuesta muy estimulante y singular, en la que Joel Coen sigue demostrando su talento, aun en solitario. A su vez, es un recordatorio de la importancia y la necesidad de volver a contar las mismas historias, pues en la actualidad resultan igual de potentes y relevantes como en el momento en el que fueron escritas. 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-511

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