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martes, 23 abril, 2024
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Reflexiones para el Jueves Santo

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ • Admin • admin-zenda •

En la religión católica el Jueves Santo representa la última cena compartida por Cristo antes de su crucifixión, al igual que la última cena de los mexicanos ejecutados en Estados Unidos quienes disfrutaron de la gracia de solicitar cuatro horas antes, lo que sería su última ingesta antes de partir a otro plano, tal como le aconteció a Ramón Montoya Facundo, Irineo Tristán Montoya, Benjamín Mario Murphy, Miguel Ángel Flores, Javier Suárez Medina, Ángel Maturnino Resendiz, José Ernesto Medellín y Humberto Leal García. El Jueves Santo también se refiere a la noche en que Jesús fué entregado a traición por uno de sus allegados a cambio de unas monedas, mientras sus fieles acompañantes duermen el sueño de los justos. La traición es ahora como siempre una práctica totalmente arraigada entre algunos políticos que al igual, brincan de partido en partido y han encumbrado una carrera exitosa a cambio de deslealtades, felonías e ingratitudes; por su parte, algunos votantes de ficción se han atrevido a seguir votando por los mismos infieles como si premiaran tales agravios para luego retorcerse a lamentos en la salsa de su insolencia, lo malo es que trasmiten a las nuevas generaciones de politiquillos, la idea de que sólo así, se llega a la cúspide y a la obtención del poder, edificando una rueda de la furtuna en donde la clase en el poder y sus apóstoles, nos siguen jodiendo intergeneracionalmente. El Jueves Santo constituye un acto de humildad de una persona que lava y besa los piés a sus discípulos, evento que se ha interpretado como una vocación de servir al mundo, sin embargo, en los hechos, los que deberían servir al pueblo se sirven de él, verbigracia en la administración pública donde algunos funcionarios han perdido la brújula y no han aprovechado la oportunidad de trabajar por el prójimo y contribuir a consolidar una adecuada calidad de vida para todos, por el contrario, su paso por las dependencias es salvajemente voraz con el dinero y los recursos que no les pertenece, haciendo obras de baja calidad, innecesarias y molestas, además de los adeudos históricos que son autorizados para ganarles las elecciones a aquellos que autorizaron desde la oposición, tales agravios; por cierto, muchos del gobierno son todo menos humildes, por el contrario, pocas veces bajan la mirada para ver las necesidades reales de la gente, escasamente saludan y consideran que el piso terrenal no les merece pues están hechos de materia celestial, condición que los hace hermosos, inteligentes e indispensables por reforma o decreto gubernativo. Con el Jueves Santo, se abre el triduo pascual: pasión, muerte y resurección de aquél carpitero judío que según Huston Smith, nació en un establo, fue ejecutado como un criminal a los treinta y tres años y nunca se alejó más de ciento cincuenta kilómetros de su Ciudad natal; Jesús de Nazaret, jamás poseyó nada, no fue a la escuela, no confesó a sus apóstoles y no dirigió ningún ejército. Este Jueves Santo está lleno de complejidades en el mundo y, en nuestra patria, tenemos muchas madres que claman por sus hijos desaparecidos ante la sosobra de no saber si viven o mueren, les ha sido negado el derecho de poder llevar unas flores a la tumba de su ser querido, de llorarle y lamentarse ante tanta desgracia. En este Jueves Santo, pensemos en la necesidad de reconciliarnos con nosotros mismos, con nuestras familias, con nuestros adversarios; mantegamos firmemente la flama de la esperanza con independencia de nuestras creencias o la falta de éstas. Pensemos que México y Zacatecas necesitán ascender a otros planos más equilibrados, justos y honestos. Hagamos una repulsión masiva a la indiferencia, a la opresión y a la simulación; seamos concientes de que somos parte de la corrupción cuando elegimos a los mismos corruptos y sus juniors, que somos una parte fundamental del retroceso porque hemos besado la mano de nuestros verdugos y les hemos afirmado que pese a tenernos con un pié en el gañote, cuentan con nuestro voto a cambio de una despensa o dinero por nuestras credenciales. Debemos insistir mucho en la educación de los jóvenes, pues ahora están inmersos en el mar de una sociedad sin valores, con autoridades apologistas del vicio y permisivas ante eventos delictivos. Extrañamente el gobierno autoriza la venta de vinos y licores, faculta a los antros y bares a embrutecer a cuanto muchacho o muchacha se pueda, para luego poner alcoholímetros donde los guardianes del orden transformados en moralistas de fin de semana, aplican el rigor de la ley para poder pagarse su sueldo y otras dádivas. En este Jueves Santo, le invito a reflexionar entre tantos distractores construidos para olvidar temporalmente nuestra realidad catastrófica y nuestro futuro incierto. ■

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*Representante de Zacatecas ante el

Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

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