Todos están de acuerdo en que la reforma hacendaria debe resolver la parcial retirada de Pemex en la hacienda pública, para que esta empresa estatal tenga recursos para su inversión. Esta condición está en todas las propuestas que se han hecho sobre el destino de la paraestatal.
El asunto es que ya estamos en el límite de lo que se puede exprimir a los pobres. Por tanto, el Estado se ve obligado a sacar ese recurso extra de lugares que habían conservado intactos durante décadas: las ganancias del gran capital. En países europeos se gravan las ganancias de las personas físicas, llegando a constituir en Alemania más de 80 por ciento de su impuesto al ingreso, mientras en México es irrisorio. Pero ahora que se plantea gravar entre 31 y 35 por ciento a los ingresos personales mayores de 500 mil pesos anuales, algunos organismos empresariales se escandalizan; en realidad es insuficiente. A los ingresos de los asalariados medios de todo el país, se les grava con casi 30 por ciento de sus ingresos; las ganancias de la bolsa de valores serán afectadas con 10 por ciento; igualmente, algunos líderes de hombres de negocios dicen que dicha medida hará que huyan los capitales extranjeros del país, siendo realmente insuficiente.
Las ganancias de la minería serán gravadas sólo 7.5 por ciento, cuando debería ser mayor a 50 por ciento, porque son recursos naturales del país, no es lógico que un empresario se lleve más de 92 por ciento de las ganancias, tratándose de manera especial de la explotación de recursos naturales no renovables de la nación; es decir, 7.5 por ciento es insuficiente. Hay un tipo de consumo que depende del precio de los productos, a la relación entre nivel de consumo y precio, los economistas le llaman elasticidad del producto, cuando varia el consumo si se modifica el precio, se le llama elástico, si no ocurre esto, se le llama inelástico; pues bien, el refresco es inelástico, es decir, aun modificando el precio el consumo no baja. Por tanto, si se pretende impactar en el consumo de estas bebidas con el impuesto, un peso por litro es insuficiente.
Ese argumento que dice que es una medida que afecta a los pobres porque los pobres tienen un alto consumo de comida chatarra, es un argumento que, por lo menos, calificamos de absurdo. Y para sellar el predicado de “insuficiente”, nos referiremos al cálculo que se hace sobre lo que se piensa recaudar. El cálculo dice que con la reforma se piensa recaudar 2 por ciento más, cuando lo que requerimos es pasar de 10 a 18 por ciento del PIB, como mínimo.
El dato duro nos dice que las medidas son insuficientes, aún sin considerar que se mantiene el sistema de consolidación fiscal, y que las protestas de los grupos del gran capital sólo muestran la magnitud de sus privilegios, que insistimos, han sido tocados de manera insuficiente.
