■ Dinero, el problema; costo de la franquicia asciende a un millón de dólares, señala
“Lamentablemente en Zacatecas no estamos en condiciones para poder invitarlos otra vez a que vengan aquí (…) yo soy el primero en lamentarlo. No estamos en posibilidades de que regrese aquí el HAY Festival. Sería un gran acontecimiento, lo digo con toda sinceridad. Es un gran evento que realmente pone en un plano importante al estado donde se lleva a cabo, y nosotros qué diéramos por hacer eso”, expuso Gustavo Salinas Íñiguez, director del Instituto Zacatecano de Cultura.
El funcionario reiteró, como ha sido la explicación acerca de la pérdida de la sede para Zacatecas de este importante evento cultural que convoca a destacados escritores, cineastas, músicos, periodistas, todos personajes del mundo intelectual internacional, el dinero fue y sigue siendo el problema, pues el costo de la franquicia asciende a un millón de dólares.
La zacatecana, ocurrida en 2010, fue la primera emisión para México del acontecimiento que tiene su origen en Hay-on-Wye, una población de Gales, Inglaterra que concentra 41 librerías para dar servicio a una población de mil 500 habitantes.
Actualmente, Hay Festival comparte sedes además de Gran Bretaña con Colombia –Cartagena de Indias-, Kenia –Nairobi -, Kerala –India- y desde 2011 y hasta 2013, Xalapa en el estado de Veracruz, México-.
Recientemente, artistas, escritores, intelectuales y periodistas exigieron a la organización del HAY Festival retirara la sede al estado sureño por considerar incongruente que este evento que pondera la libertad de expresión, se desarrollara en una entidad que se ha destacado por la muerte y desaparición de periodistas, el más reciente, y que implica el número quince en esta lista, Moisés Sánchez.
“Su administración es la peor enemiga de la libertad de expresión, del derecho a la información y del pensamiento crítico en México”, precisó la carta firmada por integrantes de la comunidad artística, cultural e intelectual internacional, donde se condena al gobierno del priísta Javier Duarte, por aparentar por medio de la celebración del evento, “la prevalencia de un clima de libertad intelectual y crecimiento cultural”.
A principios de febrero, Cristina Fuentes, directora del Hay Festival para América Latina, no descartó la posibilidad de trasladar la sede del evento.
Salinas Íñiguez abundó por su parte, actualmente existen graves problemas económicos derivados de las fluctuaciones del peso ante el dólar y la baja de los precios del petróleo que están repercutiendo en los presupuestos que desde la Federación se asignan, no solamente a Cultura sino a Infraestructura y Salud.
Aunque localmente aún no puede hablarse de una situación de este tipo, el director del IZC dijo, está atento a la posibilidad de un recorte y añadió, se opone a que hubiera una disminución de recursos para los festivales que ya organiza el Instituto Zacatecano de Cultura o que implique un decremento de la actividades artísticas y culturales previstas para 2015, “pero todo va a estar sujeto, si es que hay realmente un recorte presupuestal efectivo”.
El director del IZC adelantó, el problema mayor vendrá para 2016 cuando el seguro petrolero contratado por el gobierno mexicano ya no tenga efecto para evitar el impacto del descenso del precio del energético.
Ante la inestabilidad que se ha presentado en los precios del petróleo y la expectativa del alza de las tasas de interés en los Estados Unidos, que dijo, implicaría una elevación del precio del dólar ante el peso mexicano, Salinas Íñiguez dijo, “debemos estar preparados desde ahora, fundamentalmente por si hay un impacto fuerte”.
Debido a los reclamos expuestos por la comunidad intelectual internacional, la organización del HAY Festival decidió realizar una edición digital del evento en octubre de 2015. No obstante, expresó, según el periódico La Jornada el pasado 7 de febrero, se mantendrá el diálogo con los socios “para determinar la mejor manera de avanzar en nuestro proyecto mexicano en el futuro”.
La ciudad de Xalapa perderá una derrama económica calculada en 20 millones de pesos a consecuencia de la cancelación de este festival, registró El Economista, el pasado 8 de febrero.
