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lunes, 6 mayo, 2024
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José Agustín: el rock de la libertad

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Por: ALMA RÍOS •

La Gualdra 605 / José Agustín / In Memoriam

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“…Vivíamos en una sociedad autoritaria, hipócrita, mezquina, con culto al qué-dirán y que para mostrar su ‘seriedad’ exigía la rigidez, la inmovilidad, la inacción. Una carcajada era síntoma de mal gusto y hablar con naturalidad, sin poses, sin prejuicios ni convenciones, era un atentado contra el ‘sistema de vida…”. José Agustín en El rock del apando.

La caracterización que hizo José Agustín de la sociedad pre-rock en México que, sostuvo, hacía necesaria una música liberadora para aquellos jóvenes, sustenta también la irrupción de su propia literatura años más tarde, porque esa sociedad no había cambiado gran cosa.

La suya fue una narrativa sin piedad que encueraba los hechos y escupía los pensamientos jóvenes sin anestesia, con absoluta irreverencia, y en México, ¡oh, escándalo!, expresándose sin sentido de culpa. Había roto con el sino del pecado original.

El idioma joseagustiniano habla de la intensidad de una generación que fue sujeto de cambios radicales en lo cultural, lo social, lo político.

Y en su ejercicio juguetón del lenguaje, de los muchos recursos narrativos que incluyen onomatopeyas, la intensidad de los superlativos, los adjetivos compuestos por varias palabras unidas con los que acentuaba la caracterización de lo ridículo o ridiculizaba lo caracterizado (hoy diríamos “troleadores”), extranjerismos y citas de letras rockeras, nos llevó hábilmente a su ritmo vertiginoso, rebosante de vitalidad, a veces de euforia, de juventud, pues, regalándonos un vínculo gozoso con la literatura y la música. Un ánimo de búsqueda de experiencias sin fronteras; una narrativa innovadora, ágil, y muchas veces ingeniosamente hilarante.

José Agustín Ramírez Gómez también nos compartió sus inmersiones y hallazgos en la psicodelia construyendo la crónica de las experiencias sesenteras (soundtrack incluido), para manifestar desde la honestidad su clara identidad transgresora.

Hay autores leídos y admirados, “de culto”, les llaman, y hay otros que además llegan a ser auténticamente queridos por sus lectores, José Agustín es de estos últimos por su honestidad, su complicidad con aquellos jóvenes y los que siguieron, porque el espíritu de su literatura es una con “lo joven”.

No sé si logró ser “un guerrero” como expresó en algún momento hubiera querido, pero si no, se acercó mucho a su espíritu: “impecable, implacable, audaz y simpático”.

Su filia castanediana también muy de los sesentas y, en su caso, privilegiada por su cercanía con el autor de Las enseñanzas de don Juan, nos invita a recuperar de su propia traducción a El don del águila (La oración del guerrero), con el ánimo de que su herencia como escritor, ensayista, dramaturgo, traductor, director y guionista de cine, amante y difusor del rock, perviva siempre libre, intensa, irreverente, curiosa, viva, muy viva. Que sea uno con la Libertad, Maestro:

 

“Ya me di al poder que a mi destino rige.

No me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.

No tengo pensamientos, para así poder ver.

No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.

Sereno y desprendido el Águila me dejará pasar a la libertad”.

*Zacatecas. Periodista. Propietaria de la Librería El Árbol, librería de uso. Vive en Zacatecas.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_605

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