La Gualdra 645 / Música
Por: Gustavo Vázquez Lozano
Bill Wyman (nacido como William George Perks en 1936) fue el primer Rolling Stone original en abandonar el grupo en 1993, supuestamente porque le aterrorizaba volar. Compartimos plenamente la incomodidad de Bill con el transporte aéreo, pero seguramente el viejo músico inglés, que siempre pareció aburrido en los conciertos de los Stones, ya quería hacer cosas nuevas. No está por demás señalar que Wyman, además de proveer una base rítmica discreta pero poderosa para la banda, es, sorprendentemente, el Stone más completo: ha escrito once libros —incluyendo uno de sus recuerdos como niño en la Segunda Guerra Mundial— y es activo coleccionista, fotógrafo, filántropo y hasta arqueólogo aficionado.

Hoy, a la edad de 88 años —léase de nuevo el número anterior: ¡el elemento fundacional de los Rolling Stones va para los noventa años!— el alguna vez llamado “Stone callado”, nos ofrece un nuevo disco como solista, el noveno. El álbum tiene un título familiar Drive my car, pero música nueva, sorprendentemente stoniana. Las primeras dos canciones, Thunder on the Mountain y Drive my car podrían pasar perfectamente pasar en un álbum semi-acústico de los Rolling Stones, con sus toques de guitarra funky a lo Keith Richards, su batería semi-jazzeada y su sabor a Chicago blues. El señor Wyman canta con una voz rasposa, casi susurrada, pero su productor supo aprovecharla bien para lograr un efecto íntimo, como de banda de bar escondido, donde caes a media noche y te sorprendes de descubrir músicos genuinos haciendo lo suyo; no lo de moda, pero sí con alma y hasta bailable.
Algunos temas del disco hubieran quedado bien en el más reciente disco de su famosa banda (donde por cierto aceptó tocar una última canción), por ejemplo la súper blusera Bad News o Fool´s Gold, parecida al blues con ritmo de los años 60, el estilo con el que fue admitido al grupo nada más porque tenía un amplificador más grande. En toda su carrera con los Rolling Stones sólo hay una canción oficial escrita por él (la cósmica In another land). En este álbum tiene cinco, lo que demuestra que, de no haber convivido junto a los todopoderosos Mick Jagger y Keith Richards, hubiera aportado más.
Por supuesto que, haciendo justicia a su instrumento, si el disco Drive my car se oye tan bien, es por el bajo… como en todo buen álbum de rock. Si Bill Wyman, el mayor de los Rolling originales, es una pista de cómo se ve el futuro de los Stones, entonces nos esperan todavía algunos años de buena música. A diferencia del pop, el rock sí es una prueba de que la edad no importa para hacer buenos discos.

* Gustavo Vázquez Lozano es autor del libro “Bailando con el diablo: Las incesantes aventuras de los Rolling Stones”, Trafford (2003).