“´… y antes de que termine el gobierno (se refiere al actual), se modificará el régimen de pensiones para que no sean medidas en unidades de medida, sino con base en el salario mínimo”, AMLO, en El Financiero, 16/05/2023. Esta declaración no es otra cosa sino respetar y volver al artículo décimo transitorio de la Ley del ISSSTE. Al tiempo. Estaremos al pendiente de que esto se cumpla.
Como a la vieja usanza, tal y como ocurría en el apogeo del priísmo, el 15 de mayo, siendo la fecha más esperada por los maestros (en activo, hay que aclarar); López Obrador, en encerrona en el Palacio nacional, para dar su discurso y entregar las medallas Ramírez y Altamirano, cruzó apapachos con el dirigente actual del SNTE. Como si fuera una ley inexorable, práctica que se volvió uso y costumbre, los líderes charros de los maestros siempre se han rendido a los presidentes en turno y estos los han usado para el control y sus fines políticos. Se sirven y retroalimentan mutuamente.
Esta vez el presidente de la 4T anunció un aumento de 8.2 porciento. Se pagará parejo, según dijo, y lo menos que ganará un profesor serán 16 mil pesos mensuales. Para ser posible esto se erogarán 42 mil millones de pesos adicionales al presupuesto. De dónde saldrán sin una reforma fiscal progresiva que grave en impuestos más a quienes más tienen, lo más probable es que salgan de la deuda pública.
Persiste la duda en muchos maestros si ese aumento es directo al sueldo base o se están considerando las prestaciones. Fiel a su costumbre, la CNTE se manifestó inconforme con el aumento anunciado por el mandatario. Para sus voceros, el incremento salarial no supera el 6.3 por ciento. Lo que resulta claro, a todas luces, es que no alcanza para resarcir la pérdida del poder adquisitivo del último año dado el índice inflacionario que llegó a rondar el 10%. La demanda de la Coordinadora es de un 25%.
Hablar de la CNTE es referirse sobre todo a Oaxaca, la Secc. Sindical de este estado, la 22, ha demostrado ser la más consolidada y la que participa con un mayor contingente dentro de las filas disidentes. La CNTE, que había estado relativamente tranquila, después de que veía en AMLO a un aliado luego de que derogó la parte punitiva de la Ley Peña y basificó a maestros, llegó de nuevo al Zócalo capitalino. Estando allí, en plenos festejo, los docentes oaxaqueños amagaron con dar un portazo para entrar al Palacio Nacional y ser escuchados. Además de inconformarse con el aumento, abanderaban la bandera de protestar contra el intento de sacar el Departamento de educación indígena y mandarlo al Instituto Nacional de Pueblos indígenas, amenaza a la que pusieron alto en las negociaciones que arrancaron con Gobernación y la SEP.
En Zacatecas, el MDMZ que sobrevive y, en medio de un prolongado reflujo, también se manifestó con algunas decenas de sus simpatizantes en las calles céntricas de la capital del estado. Demandaron aumento salarial, si bien su principal exigencia se centró en la renuncia de Soralla Bañuelos, la espuria y usurpadora dirigente de la Secc. 34, que sigue ocupando el cargo después de tres años de haber vencido su periodo. En él seguirá hasta en tanto no se realice el Congreso del que surja su sustituto.
Cuando se anuncia un aumento salarial que lo más que hace es nivelar y recuperar parcialmente la pérdida. No hay aumento. Queda en una simple aproximación para nivelar o resarcir el poder de compra. Los trabajadores de la educación lo toman como una compensación por la afectación, vía inflación, que padecen.
En cuanto la expectativa para los jubilados con la que abrimos esta nota, la esperanza será realidad cuando se cumpla la sana intención de pagar, conforme a la ley, las pensiones basadas en salarios mínimos y no en Unidades de Medición Administrativas (UMAs).
