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viernes, 26 abril, 2024
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Reivindicar la teología del grito

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Por: GERARDO ROMO •

Los pobres son los predilectos de Dios, pero no del mundo, menos del sistema político económico y social que se empeña por descartarlos. 

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La teóloga española Pepa Torres refiere que el sistema trata de sofocar sus gritos, porque la voz de los pobres es siempre percibida como una amenaza para el estatus quo, por eso, insiste, “hay que recuperar la vigencia del grito por políticamente incorrecto que parezca.

Y entonces, esta mujer nos invita a todos los cristianos y cristianas, a las personas de buen corazón a dejarnos interpelar por las pobres y los pobres de la tierra que tanto nos necesitan y que tanto les necesitamos para transformar el corazón de piedra en uno de carne que haga suya la sororidad.

Y Torres se pregunta cuál es la preocupación de la teología hoy. ¿Nos preocupa que las iglesias se estén vaciando? ¿Preocupa el relativismo moral?, ¿preocupa la increencia?

Y entonces Jon Sobrino promotor de la teología de la liberación latinoamericana pregunta como una de sus principales preocupaciones teologales y en pos de la justicia social alejada de los excluidos de la tierra… ¿Dónde dormirán las pobre y los pobres esta noche?

En el mundo hay más de 800 millones de pobres hombres, mujeres niños, niñas que “sobreviven” con menos de un dólar al día.

En México son ya más de 60 millones de pobres, 7 millones de los cuales se han sumado en este sexenio que paradójicamente tiene como slogan Primero los Pobres.

Y en Zacatecas los pobres que quizá no sabemos dónde dormirán hoy rebasa las 800 mil personas, por lo que catedráticos como Rodolfo García Zamora ha señalado que en Zacatecas nos estamos convirtiendo en una tierra que genera pobreza crónica mientras gobiernos van y vienen y parece que nada o muy poco cambia.

Jon Sobrino exhorta entonces a las y los que habitamos este mundo, seres humanos, en especial a los cristianos que ¡despertemos del sueño dogmático y del sueño cruel de la inhumanidad!

Este nuestro pueblo presumimos ser fundamentalmente católico-cristianos y nos olvidamos que Cristo tiene una preferencia especial por las y los pobres de esta tierra tanto, que incluso llega un momento que agradece al Padre ocultarse a los poderosos y revelarse a los pobres y la gente sencilla.

“No desprecies a esos que yacen tendidos como si no valieran nada. Considera quiénes son y descubrirás cuál es su dignidad, ellos nos representan la persona de El Salvador así es porque el Señor por su propia bondad les prestó su propia persona a fin de que por ella conmuevan a los que son duros de corazón y enemigos de los pobres”, dirá  San Gregorio de Niza.

¿Dónde y cómo nos interpelan las y los pobres hoy?

El pobre está en todos lados, en todo lugar, como el mismo Dios, porque son su encarnación, su voz, su alma…

  Ser pobre, decía García Lorca es un mundo. Yo diría que ser pobre son muchos mundos y que con ellos y ellas y desde ellas y ellos debemos construir otro mundo posible desde la justicia, la solidaridad, la sororidad, la empatía.

Me pregunto hoy ¿qué he hecho por los pobres y contra la pobreza?

En mi caso diría con honestidad que nada. Sólo recuerdo que alguna vez en una experiencia misionera que tuve cuando entraba a los 20, estuve entre la Husteca Hidalguense y la Potosina, en varias comunidades, conde la  población de unas 30 familias vivía del auto consumo por la siembra y cosecha de maíz y frijol.

Recuerdo bien una familia de 20 integrantes que vivían en una choza de 2 cuartos. Llegamos los misioneros y nuestros anfitriones cocinaron huevo con tortilla para todos. Ellos no comieron, pero estaban felices de compartir lo que tenían con sus hermanos y hermanas ( nosotros).

Ahí entonces entendí que las y los pobres predilectos de Dios lo son porque ellas y ellos se entregan sin reservas, son fuente de esperanza, fortaleza, alegría y fiesta, aún en la adversidad más profunda.

Son hombres y mujeres de una fe viva. Por eso creo que las y los pobres hacen por nosotros y nosotras mucho más que lo que nosotros y nosotras hacemos por ellos. Nada o muy poco.

No por nada en las escrituras bíblicas se dice que Cristo se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza.

Leonardo Boff nos dirá que la justicia y la fe van unidas, que el grito de los pobres es el grito de la tierra que gime por la destrucción a la que la estamos sometiendo.

Las y los pobres, dirá el Papa Francisco son sujetos de la historia y nosotros todas y todos tenemos el deber ético y moral de caminar a su lado para entre todos construir un mundo más fraterno y humano, donde prevalezcan los derechos humanos y sociales como manera de vida.

“Los gritos de los pobres han de ser nuestra brújula porque son el grito mismo de Dios”, dirá la teóloga Pepa Torres.

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