En el contexto de la guerra contra el narcotráfico y la militarización del país, el periodista Oswaldo Zavala afirmó que la violencia ejercida por el Estado, las fuerzas armadas, los cárteles del narcotráfico y los grupos paramilitares, “es una solución a largo plazo a los problemas del capitalismo”.
Es decir, la estrategia consiste en combinar el terror con la implementación de políticas neoliberales y así lograr la apertura de espacios sociales y territorios que alguna vez fueron ajenos al capitalismo globalizado.
Incluso mencionó que en la actualidad hay algunos grupos paramilitares que, disfrazados de narcos, en realidad tienen el propósito y la función de contener conflictos sociales a través del secuestro, desaparición y asesinato de ciudadanos que de alguna forma obstaculizan determinados intereses. Un ejemplo es el Cártel del Noreste.
Durante la conferencia de clausura “La guerra simulada en el desierto de lo real”, impartida en el Coloquio Internacional Necroficciones realizado en la capital del estado, dijo que la violencia propiciada por el gobierno en turno, las fuerzas armadas, los grupos del crimen organizado y paramilitares está vinculada a la narrativa que acompaña a la transformación del capitalismo.
En ese sentido, desde la década de los 80 del siglo pasado la narrativa comenzó a convertir ciudades enterasen zonas de conflicto armado, a pesar de que hay numerosos factores que explican las formas de violencia en esos lugares: pobreza, instituciones fallidas, entre otros.
En efecto, Zavala explicó que las organizaciones del crimen organizado relacionadas al narcotráfico son responsables de gran parte de los asesinatos que se presentan en el país, pero además de beneficiar a la clase política, apuntalar procesos electorales y posicionarse en el trasiego de armamento, también hay la función de proteger intereses de empresas transnacionales.
Detalló que los réditos de la violencia en México han alcanzado a sectores como la industria maquiladora y transportista, y corporativos como Walmart, de manera que “la guerra contra las drogas es una solución a largo plazo a los problemas del capitalismo, combinando el terror con las políticas neoliberales y la apertura de espacios sociales y territorios que alguna vez fueron ajenos al capitalismo globalizado”.
“Este es un mundo en el que se experimenta la fusión entre la política y la guerra. Para entender la función de la necropolítica, es preciso comprender la manera en que se ha modificado el concepto de guerra y, lejos de ser un conflicto entre ejércitos de países en pugna, la guerra actual nombra grupos armados que actúan bajo la máscara del Estado en contra de grupos armados sin Estado, pero ambos en contra de la población civil”, explicó.
Mientras tanto, expuso que entre la población desarmada se construye la noción de un enemigo fantástico que justifica la lógica de exterminio de la supuesta guerra. Así, en México el perfil de las víctimas es de jóvenes morenos de entre 25 y 34 años de edad con escasa educación y que, en realidad, son víctimas de una estrategia de exterminio.
Zavala refirió que otro efecto de la necropolítica es el que tiene que ver con las ejecuciones extrajudiciales, falsos positivos, despojos territoriales y, como se mencionó, grupos paramilitares disfrazados de narcos.
Al respecto, afirmó que una de las funciones del Cártel del Noreste es operar “falsos positivos”, casos donde las fuerzas armadas asesinan a ciudadanos y después simulan enfrentamientos.
