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miércoles, 24 abril, 2024
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Caída libre o gestión democrática del presupuesto zacatecano

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

El presupuesto en realidad, es una de las etapas finales en el proceso de planeación. Y en esta parte se estableció en México un mecanismo de contrapeso de poderes para que se realizara con mayor objetividad: el Ejecutivo propone y el Legislativo dispone. Sin embargo, eso no ocurre: el Ejecutivo dispone y el Legislativo acata. Y cada diputado se comporta de acuerdo a su conveniencia política particular y no en función de la defensa de los intereses de sus representados. Por ejemplo, si la aprobación del presupuesto significaba una disminución a Zacatecas, ¿por qué lo votaron a favor? Sobre todo sabiendo que se hicieron asignaciones sin justificación en tiempos de crisis, y por tanto había de donde tomar recursos. La situación es llana: no hay conexiones en las supuestas estructuras de representación. Y la solución para contar con paquetes económicos efectivos es la gestión democrática de la planeación. ¿Qué opciones quedan para rescatar dicha gestión democrática? En algunas ciudades y gobiernos locales se ensayó una fórmula innovadora: el presupuesto participativo.

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Esto significa lograr la participación amplia de los habitantes de los municipios en la conducción de sus destinos. Fue en 1989 en Porto Alegre, que la experiencia de Presupuesto Participativo inició. Este mecanismo permite mayor transparencia en la elaboración y ejecución del presupuesto, mayor control social al presupuesto de las finanzas públicas, la construcción de nuevos criterios para la distribución de los recursos que posibiliten atender a los más pobres, cambios en el sistema de recaudo que permitan el aumento de los recursos públicos, el enfrentamiento de la corrupción y el clientelismo, afirmación de la cultura del diálogo y de la corresponsabilidad entre gobernantes y población para con los recursos públicos, y dicha corresponsabilidad educa en ciudadanía. En suma, es la democratización de la gestión pública, que imprime efectividad en todos los procesos de la política pública.

La lección es indubitable: impulsar el presupuesto participativo en los gobiernos locales. ¿Y en el Gobierno nacional? ¿Cómo hacer una planeación dialogante, transparente, y en control social de las decisiones, en las esferas federales del gobierno? Aparte de mecanismos de consulta, se deberá reconstruir los esquemas de representación. Toda una reforma política se necesitaría para aplicar esta eficiente forma de compartir responsabilidades. Sin embargo, mientras todo ocurre, estaremos en el sendero de Dante en compañía de Virgilio: visitaremos mes por mes un nuevo círculo del abismo. Después de este presupuesto vendrán las reformas a los sistemas de pensiones, devaluaciones sucesivas y recortes al ya recortado presupuesto. Los zacatecanos por lo pronto deberemos abrocharnos aún más el cinturón, con la expectativa de soportar obras no prioritarias y un adeudo que será como loza asfixiante para el desarrollo de la entidad. Después de las embusteras elecciones donde se prometía la abundancia, no hay ninguna buena noticia, sólo palabras torturantes: “y pudo haber sido peor”.

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