En un enfoque del desarrollo cuyo objetivo es alcanzar y mantener una tasa elevada de crecimiento económico la unidad de análisis es evidentemente ‘la economía’, ya sea a escala nacional, regional, o sectorial. La medida para evaluar el éxito económico también es clara: el nivel de ingresos. En este enfoque, los conflictos de intereses producidos por las políticas de desarrollo son resueltos a través de los valores del mercado (esto es, precios de mercado, tasas de cambio o tasas de descuento). Por ejemplo, cuando se debe decidir entre la protección del medio ambiente o la creación de empleos, o entre beneficiar a la presente generación o a las generaciones futuras, siempre prima el juicio de valor mercantil.
En el enfoque del Desarrollo Humano, el objetivo es ampliar lo que las personas son capaces de hacer y también de ‘ser’ o lo que podríamos denominar sus libertades reales. En este enfoque se prioriza a las personas. Desde este punto de vista, una economía es sana cuando habilita a las personas para disfrutar de una vida larga y saludable, una buena educación, un trabajo satisfactorio, seguridad física, participación democrática, etc. Existen dos diferencias principales entre este enfoque y el anterior. En primer lugar, el análisis sobre el desarrollo pasa de estar centrado en la economía, a estar centrado en la persona. En segundo lugar, la medida de evaluación deja de ser el dinero para convertirse en aquello que las personas pueden hacer e incluso ‘ser’ en sus vidas, tanto en el presente como en el futuro.
Las ideas acerca del desarrollo humano han estado circulando en la política y en el debate público durante las dos últimas décadas, con diferentes grados de persuasión, agudeza y exactitud. Un vehículo poderoso de comunicación ha sido el Informe sobre Desarrollo Humano (DH) elaborado anualmente desde 1990 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En México, se dijo que era usado en los programas de Desarrollo Social (como el programa Oportunidades), sin embargo, la sola división o separación de la política de desarrollo social y económica muestra que sólo se usó al DH como propaganda. No fue nunca efectivo. En Zacatecas también se anunció por el actual gobierno en sus inicios que todo el Plan Estatal de Desarrollo estaba elaborado con este enfoque, pero en cuanto pasaron a los planes sectoriales fue abandonado. Así las cosas, ese enfoque que es el más recomendado por naciones unidas, no ha entrado efectivamente a nuestro territorio. La pregunta es, ¿qué puede hacerse para hacerlo entrar al estado de Zacatecas?
Una manera es que una fuerza política con posibilidades de incidencia lo tome en serio y genere proyectos concretos para el estado de Zacatecas. Un intento es el elaborado por los diputados opositores junto a académicos de la UAZ. Sin embargo, hace falta que más actores políticos, sociales y académicos hagan alianza en torno al Programa de Desarrollo Humano para Zacatecas y lo vayan perfeccionando, hasta hacerlo factible y aplicable en todas las esferas del desarrollo territorial. Ahí, y no en promesas vanas, está la esperanza del estado.
