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miércoles, 24 abril, 2024
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Editorial Gualdreño 523

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

Una de las más gratas experiencias vividas en el Festival Zacatecas 2022 que recién terminó fue el constatar la calidad de los músicos zacatecanos que participaron en esta edición. No dejo de pensar en el concepto de tradición entendido como la transmisión de conocimientos, costumbres y prácticas culturales que se pasan de generación en generación en un lapso considerable, y en nuestro Estado, las artes plásticas y la música, primordialmente, pueden ser consideradas como dos de las tradiciones a las que podemos seguirles su huella en la historia y, además, verificar cómo se han ido modificando e incorporando sus prácticas a las nuevas realidades.

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Para muestra, y con relación a la música, basta recordar que, a principios del siglo XX, por ejemplo, la gente de todos los sectores sociales solía tener como diversión cotidiana la asistencia a bailes que se organizaban -además de los del Teatro Fernando Calderón- en las plazuelas públicas y en domicilios particulares. La temporada de bailes duraba prácticamente todo el año; de ello nos percatamos a través de los permisos -encontrados en el Archivo Histórico del Municipio de Zacatecas- que se otorgaban a diferentes personas para realizarlos; solo para ilustrar lo mencionado: en aquel entonces, solo en un mes (febrero) se otorgaron ciento cuarenta permisos para realizar bailes y tener música en las casas y las cantinas (solo el domingo 1 de febrero de 1903 se llevaron a cabo doce bailes, hubo una pastorela en la calle del Vergel Nuevo y se quemó pólvora en Mexicapan). Ese día se organizaron bailes en la Plazuela de los Muleros, Plazuela del Refugio, Calle de los Perros 311, Calle de las Flores 89, calle del Barrio Nuevo 105, calle San Rafael 45, Barrio de la Pinta, Puente de Zamora, Hacienda Cinco Señores, Barrio del Gusano 11, calle García de las Cuevas y calle Buenavista; en estos lugares se promovían las sociabilidades, encontrándose distribuidos a lo largo de lo que era la ciudad en aquel entonces; quizá por las características físicas del espacio eran tomados como escenarios idóneos, puesto que ahí se podía bailar y congregarse un mayor número de personas. Las calles no estaban electrificadas y tenía que contratarse el servicio de iluminación; además, tendrían que haberse contratado el mismo número de grupos musicales para que amenizaran esas tertulias, lo que nos habla de esa vocación musical que ha tenido Zacatecas desde tiempo atrás.1

Hablo de esta vocación musical, también considerada como tradición, que hoy está sustentada en el hecho de que en varios municipios existen bandas de música —la más importante de ellas por su antigüedad es la Banda de Música del Estado, ahora llamada Internacional Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas, que ha experimentado una variación constante en su nombre—, pero además hay una Orquesta Típica declarada en el 2018 como Patrimonio Inmaterial del Estado, una Orquesta Filarmónica y una Escuela de Música en la Universidad Autónoma de Zacatecas, reconocida en el ámbito académico nacional por la calidad en sus programas y por la trayectoria de sus profesores y alumnos egresados. 

A ellos quiero referirme, a los egresados de la Escuela de Música de la UAZ, quienes han tenido en esta edición del Festival Cultural Zacatecas 2022, una participación extraordinaria; debo mencionar aquí a quienes tuve oportunidad de ver y escuchar durante estos días: a la Camerata de la Ciudad de Zacatecas, al Octeto Zacatecas, a César Encina, a Elías Manzo, al grupo Halket Jazz, a Vocumeri Jazz, Luis Humberto Ramos, Antonio Manzo, solo por mencionar a algunos de ellos y que han sido alumnos y/o profesores en esa escuela que merece todo nuestro reconocimiento. ¡Bravo! En serio que me llena de alegría poder compartir con ustedes la emoción que me ha dado escucharlos y comprobar que los esfuerzos por capacitar y formar académicamente a quienes han decidido ser músicos profesionales han valido la pena. 

Merecen una gran felicitación la Universidad Autónoma de Zacatecas y todas las personas quienes han contribuido a que la calidad de este centro educativo orientado a la enseñanza de la música no solo sea constante, sino que crezca cada día. Este año concretamente nos tocó comprobar que las nuevas generaciones de músicos en Zacatecas están haciendo las cosas muy bien y se encuentran a pocos pasos de superar incluso a sus maestros –quienes deben sentirse muy orgullosos de ser parte fundamental de esta historia y de esta tradición que se alimenta y nutre todos los días-.

Que disfrute su lectura.

1 Para conocer más datos, ver: Una bizarra melancolía. La Tradición plástica en Zacatecas, Secretaría de Cultura / Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde, 2020; de esta servidora, en donde hablamos con mayor detalle de la tradición musical, literaria y plástica en nuestro Estado.

Jánea Estrada Lazarín

[email protected]

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-523

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