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jueves, 28 marzo, 2024
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El INE y los intocables

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Sospecho que debajo de los “gritos y sombrerazos” partidistas hay más consenso que disenso en la discusión sobre la reforma electoral. 

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Dudo por ejemplo que haya mucho desacuerdo en disminuir -que no desaparecer- el financiamiento público a los partidos políticos. No imagino a muchos convencidos de dedicar los más de 7 mil 200 millones de pesos (el triple de lo que recibe la UAZ) a partidos políticos, a no ser que sean parte de sus élites y si acaso sus burocracias. 

Las encuestas demuestran que hay un llamado generalizado a dar mejor uso a ese dinero, que ha servido hasta para la trata sexual como evidenció el caso del priista Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y esa fiesta llamada de dipu-tables que hicieron repensar la supuesta “mochería” panista (ver https://youtu.be/l8rM6gPA98E).

También hay una tendencia general a favor de reducir el número de legisladores, tal como lo propone la reforma electoral. En ese punto en particular la propuesta es pasar de 500 curules a 300; de 128 senadores a solo 96. Y la reducción alcanzaría hasta a los cabildos, al tener máximo 9 regidores. 

Ninguno de estos puntos fue tocado por el grueso de quienes participaron en la marcha ayer, a pesar de verse directamente afectados, pues en ella pudimos ver a múltiples actores políticos y sus familiares, cuyos ingresos dependen, o bien de esos cargos de elección popular, o del financiamiento de los partidos políticos, que pretende reducirse exclusivamente a los tiempos de campañas.

Tampoco se centró el discurso social en la posibilidad del voto electrónico propuesto en la reforma electoral, en la reducción del uso de tiempos de radio y televisión, o en la disminución de requisitos para que una consulta popular tenga el carácter de vinculante. 

Nada de esto se ha hablado en el debate que se opone a la reforma electoral, y por falta de pluralidad no ha sido, pues ayer en la marcha se reclamó hasta el derecho a poner nacimientos en navidad. 

Por el contrario, la marcha, y en general, la oposición, se basa en un llamado: el de “no tocar el INE” aunque no se explica en qué parte de la reforma se ve el peligro de que desaparezca esta institución a la que pretende agregársele una “C” para que quede en su nombre la responsabilidad de organizar las consultas. 

Ciertamente hay materia de debate, pero no se ve en la discusión. ¿Por qué se teme la desaparición o modificación del INE y no la desaparición de los órganos electorales locales, como el nuestro sería el IEEZ, que sí se plantea?

El INE, según la propuesta, se toca, sí, cómo ha ocurrido en otras ocasiones en las que no se suscitó tal resistencia, como cuando pasó de ser un organismo federal a uno nacional con las implicaciones que eso llevaba. 

Se toca sí, porque la elección de sus consejero no estaría únicamente en el poder legislativo, actualmente dominado por Morena, y quien tendrá mano para elegir a los consejeros que llegarán el año que entra si permanece la normatividad actual. 

La idea sería que también hagan propuestas el poder ejecutivo y el judicial, luego de lo cual votaría la ciudadanía, lo cual parece escandalizar a muchos que, en una contradicción hasta etimológica, hablan de defender la democracia con el argumento de que el pueblo no tiene criterio para elegir a funcionarios de ese perfil y calibre. 

Hay más cuestiones técnicas cuya discusión no han llevado a las calles ni los opositores ni los defensores de la propuesta. 

Por el contrario, ambos grupos han preferido que la discusión se centre en el INE. Unos, partiendo del clasismo conocido de algunos de sus altos funcionarios, de sus escandalosos salarios, lujos e insultantes privilegios a costa del erario. Los otros, a partir del prestigio de sus mejores consejeros (de otros tiempos), de los alcances y los avances, entre los que está, ellos mismos lo dicen, la llegada al poder de los integrantes del actual gobierno. 

Ayer, entre miles de ciudadanos fueron a escuchar a José Woldenberg, y a marchar en nombre del INE el expresidente que creó una estructura de financiamiento alterna y fraudulenta como los amigos de Fox; la lideresa sindical que ganaba elecciones con porros y sillazos, como consta en Zacatecas; la diputada que fue primera dama resistiendo con los dientes a un reconteo de votos.

Marcharon, entre otros, los que aplaudieron la quema de boletas electorales que probarían el fraude del 88, los que superaron once veces el tope de campaña para comprar votos con tarjetas de Soriana, los que venden plurinominales, etcétera. 

Llaman a no tocar al INE muchos de quienes han evadido sus controles, de quienes han hecho la ley, y han dejado en ella la trampa, y de quienes hoy centran el debate de una amplia reforma electoral en el INE y se parapetan en él para que ellos sigan siendo intocables. 

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