La semana pasada hicimos un análisis sobre el bastón de mando, ahora entregado a Claudia Sheinbaum Pardo, por el Presidente Andrés Manuel López Obrador de manera simbólica para trasladar el poder pero no el gobierno. Mucho se ha dicho y analizado sobre esta estrategia subliminal del Presidente, que ha motivado el surgimiento de algunas posturas que rayan en lo absurdo y se manifiestan en los distintos medios de comunicación y en redes sociales, aprovechando lo estrecho del conocimiento histórico que tienen muchos ciudadanos o la amplia ignorancia que prevalece en otros, por lo que depende del enfoque que quiera darse.
Pretendo ahora, visualizar cómo se transmitía el poder y el gobierno (sin bastón), desde el General Manuel Ávila Camacho hasta los recientes mandatarios que han detentado el poder. Así pues, el Gral. Ávila Camacho recibe la venia del Gral. Lázaro Cárdenas, para suplirlo; ambos pertenecientes al Partido de la Revolución Mexicana (PRM) (Abuelito del PRI). Así, Ávila Camacho ocupó diversos cargos en la Administración Pública de Tata Lázaro y, cómo Secretario de la Defensa Nacional, tuvo que renunciar el 17 de enero de 1939 para contender por la candidatura a la Presidencia de la República, por lo que el 23 de febrero del mismo año, fue ungido como candidato por la Confederación de Trabajadores de México (CTM), institución que identifico como uno de los bastones de mando utilizados tanto el PRM como el PRI a través de los años y que fue muestra fiel del voto corporativo que se tuvo al interior de los citados institutos políticos.
Después de Ávila Camacho, la sucesión se tornó compleja pues el hermano incómodo de este, Maximino Ávila Camacho, pretendió sucederlo siendo gobernador de Puebla, en dónde cometió muchos atropellos contra su pueblo; era considerado como déspota, lleno de excesos y simpatizante del nazismo y, según se dice, Adolfo Hitler fue apoyado con petróleo por el entonces presidente Manuel Ávila clandestinamente junto con Maximino y otros gobernadores, mismos que propiciaron, el envío de crudo y el resguardo de dinero de varios alemanes en el Banco Continental, en el que Maximino tenía acciones y era socio mayoritario.
Llega Miguel Alemán Valdés como sucesor de Ávila Camacho, gracias a la repentina muerte de Maximino y tras varias complicaciones políticas, es ungido con la venia del Presidente saliente y abrazado por el Partido Nacional Revolucionario (PNR) papá del PRI; el cual anteriormente, lo había postulado como gobernador del Estado de Veracruz, de donde tuvo que demitir con la finalidad de ser primero coordinador de la campaña presidencial de Manuel Ávila Camacho y, posteriormente, Secretario de Gobernación y aspirante natural a la Presidencia de la República; posición que considero como segundo bastón de mando, ya que cada secretario de gobernación figuraba, tal como lo iremos analizando, como el próximo mandatario, sin mediar un proceso democrático ni interno ni externo, ya que antes no se consultaba, no se preguntaba, no había mañaneras para cuestionar o informar y, la domesticación de los escasos medios de comunicación y la inexistencia de una verdadera oposición, facilitaba que se impusiera esta vieja tradición de la clase política que después pasó de generación en generación.
Llega Adolfo Tomás Ruiz Cortines y, rinde protesta como candidato a la Presidencia de la República por el nuevo partidazo (PRI) el 14 de octubre de 1951, previamente, ocupó distintos cargos entre los que destacan Diputado Federal, después fungió como titular de la Secretaría General de Gobierno de 1948 a 1951, para lo cual, tuvo que pedir licencia como gobernador de Veracruz. En algún momento, Ruiz Cortines señaló que el Presidente Miguel Alemán lo había elegido ya que por lo avanzado de su edad y estado de salud, se iba a morir pronto y que se nombraría a un nuevo mandatario. Es claro que, aunque no había bastón de mando, existían otras formas de transmitir el poder y el gobierno, sin hacer tanta faramalla y sin manifestaciones populares de inconformidad como ahora, ya que así se hacían las cosas sin mayor problema.
Adolfo López Mateos es Presidente de México del primero de diciembre de 1958 al 30 de noviembre de 1964, antes fue secretario general del PRI y, durante el sexenio de Ruiz Cortines, fungió como Secretario del Trabajo y Previsión Social, aquí se rompe un poco con la tradición de los secretarios de gobernación, pero sin duda, sigue siendo el gabinete presidencial priísta, el semillero de presidenciables que solo requerían de la venia del titular del Poder Ejecutivo en turno. López Mateos fue muy cuestionado en su momento por el tema de su nacionalidad, pues se decía que era nacido en Guatemala; personalmente lo considero buen gobernante y de mucha popularidad. Sigo la semana entrante con una joya histórica, Gustavo Díaz Ordaz.