La integración de los diversos componentes económicos para crear un sistema de mutuas dependencias al interior del estado, es lo que constituye la economía en tono de desarrollo endógeno. Si los productores agropecuarios van a convertirse en proveedores de los restauranteros y consumidores del territorio, eso permitirá iniciar un proceso de reestructuración del esquema de producción de alimentos. Esta última se ha orientado al mercado externo, por ello, produce pocos productos en altas cantidades: enormes tonelajes de chile rojo, ajo, cebolla y frijol. Se cosechan los cultivos y se mandan a centrales de abasto nacionales, ya sea en México o Guadalajara o León. Y de ahí se re-distribuyen esos productos al resto del país. Como se concentró el esfuerzo en generar pocos productos, se importan la mayoría de aquellos que constituyen la canasta alimentaria de los zacatecanos. Así, el medio ambiente se ve afectado por los monocultivos en grandes extensiones de tierra y los consumidores compran caro porque el resto de sus productos los traen de fuera. Si el campo zacatecano se compromete con la alimentación de los habitantes del estado, requiere mudar hacia un esquema de producción contrario al del mercado externo, a saber: generar una gran cantidad de productos en menor escala de producción. Y el mercadeo también cambia: no se lleva a una central de abastos y ya, sino que se abre a muchos puntos de colocación. Por ello, dicho cambio no es sencillo.
Entendemos que iniciar con los restauranteros es una manera de ir asegurando la sincronización de producción-mercadeo-consumo. Si se logra esto, se habrá dado un paso importante hacia la construcción de un desarrollo endógeno. Esto solo es un primer paso, pero puede convertirse en un buen inicio. Habrá que conocer el proyecto o esquema operativo de la iniciativa y saber para dónde va. En este caso es la forma de operación la clave del proyecto. Ojalá se den a conocer los detalles del mismo, y así construir un juicio más certero. Sin embargo, está propuesta es interesante. Las experiencias de mercados locales, y después, mercados solidarios, han sido formas mediante las cuales pueblos sud y centroamericanos han logrado sobrevivir. Las experiencias del Bajo Lempa en El Salvador se convirtieron en modelos de la llamada Economía Solidaria. Sin embargo, eso aún no está aquí presente, pero sería interesante que caminara hacia allá. Y que la Secretaría de Economía se atreviera a conformar una subsecretaria de Economía Solidaria. Si este planteamiento supera la idea de una mera iniciativa y se enfila hacia allá, significa que este gobierno, (en este renglón) está haciendo lo correcto. Pero al enfilarse hacia allá, mucho del modelo actual se modificará. ¿Qué tanto? No lo sabemos. Esta iniciativa genera muchas dudas. Muchas. Sin embargo, ahora mismo vale la pena resaltar la buena noticia de que existen alternativas en ciernes. Y eso es una pequeña buena noticia, pero buena.
