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jueves, 25 abril, 2024
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La lucha de las tienditas de barrio contra los trámites y los gigantes de la industria en Zacatecas

■ A principios de 2019, don Hilario Alvarado abrió una tienda de abarrotes en un espacio que habilitó en su casa

■ Dos de los tres refrigeradores de la tiendita, ubicada en la colonia La Marianita, están vacíos; en el tercero apenas y se ven algunos refrescos y otra mercancía

REPORTAJE/ PROYECTO ETHOS

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Por: GERARDO ROMO •

En la caja hay tres monedas. En total 13 pesos. Es su venta no sólo del día, también del fin de semana en la tienda de abarrotes que don Hilario Alvarado habilitó en su casa a principios de 2019. Su economía familiar está en crisis, pero su fe no. “Tengo nomás 13 pesos, es todo, no sé qué hacer”, lamenta.

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Dos de los tres refrigeradores de la tienda que habilitó en su casa, en el 204 de la calle Pino Camarena en la colonia La Marianita, están vacíos. En un tercero apenas y se ven algunos refrescos y otra mercancía, tan sólo por ese consumo el recibo de electricidad le llega de mil 100 pesos. También pagó 2 mil pesos de predial. Y 300 de agua. “Pedí un préstamo de 5 mil pesos, pero nomás para pagar y me quedaron como mil pesos para surtir la tienda”, dice el señor Alvarado. Además, tiene los pagos de los permisos municipales. Hace unos meses llegaron de la presidencia municipal a cobrarle el costo de la renovación del padrón. “Eran como 450 pesos y me dijeron que si no pagaba iban a venir a cerrarme la tienda”, recuerda.

Ante los embates de los gigantes de la industria y los trámites laberínticos, la subsistencia de las tienditas de barrio día tras día se pone a prueba

Las vitrinas, que cuando empezó con el negocio estaban rebosantes de aceites, sopas, frijol, arroz, especias, harinas, tortillas, dulces, jabón líquido o en polvo, hoy están “pelonas”, al igual que los estantes.

Esta es una de las cinco tiendas de abarrotes que el ayuntamiento de Zacatecas tiene registradas que se abrieron entre 2019 y 2020, tiempo en que llegó la pandemia de Covid-19. Tras la vitrina principal desde donde despacha, Hilario, con su tez morena y grandes lentes, inhala, parece tranquilo, pero hay desazón por la falta de dinero. “En la presidencia -municipal- nomás me prestaron 3 mil pesos para ayudarme, con eso me compré algo de mercancía que es la que muevo y trato de cuidar para mantenernos”, dice.

Por la crisis en la que se encuentra este comerciante, de los trámites que hizo ante la Secretaría de Hacienda para darse de alta y echar a andar su negocio, de los permisos ante Protección Civil y en la presidencia municipal ya ni se acuerda. “Por ahí deben andar los papeles –dice con desgano–, ya estoy pensando en cerrar, pero el problema es que esta es la única fuente de ingresos de la que nos mantenemos mi esposa y yo”, dice con preocupación este hombre de 67 años, debido a que no recibe una pensión.

Muy lejos de la optimización

En la caja hay sólo 13 pesos, la venta del día GERARDO ROMO

Tal como dice Don Hilario, una de las principales disparidades en la capital de Zacatecas para abrir un negocio es el costo de los trámites, un claro ejemplo es la licencia de funcionamiento que se cobra por igual tanto a una tienda de abarrotes, como la de él, que puede no registrar ventas en un día, que a grandes establecimientos como Walmart, Sams, Soriana o City Club, que llegan a atender a varios miles de clientes en un día.

“La inspección que hace Protección Civil para expedir la licencia de funcionamiento al negocio que está por abrir tiene un costo de mil 800 pesos, que se cobra por igual a tiendas de abarrotes que a grandes tiendas”, precisa Miguel Ángel Ruiz Álvarez, director de Fomento Económico municipal. En este rubro, reconoce el funcionario, el ayuntamiento está fallando. “Estamos mal, en lugar de cobrar por negocio aperturado de manera homogénea, se debería de generar un cobro por metro cuadrado revisado por Protección Civil a los negocios y empresas, necesitamos ser congruentes y facilitadores con el comercio”, dice, autocrítico.

Otra de las dificultades que tiene la capital es que si bien cuenta de manera formal con un Sistema de Apertura Rápida de Empresas (SARE), este trámite no se puede realizar vía electrónica. En el portal del ayuntamiento sólo aparecen documentos en PDF con los requisitos que debe cumplir quien quiera abrir un negocio. Y para hacerlo debe acudir a la ventanilla del SARE en la presidencia municipal que, a decir de usuarios y organismos empresariales como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), funciona de forma deficiente, pues aun cuando está la ventanilla, priva la desorganización entre los departamentos involucrados en la apertura de negocios.

Alejandro Enríquez, quien se desempeñó como presidente de Coparmex Zacatecas de 2017 a febrero de 2021, explica que si se hicieran los trámites de apertura de empresas por internet, el procedimiento sería en minutos y no se demoraría meses, como ocurre en la actualidad. “En la capital lo que urge es que se pueda habilitar el Expediente Único Digital, que no es otra cosa más que una firma electrónica en la que mediante un código de barras vas anexando todos tus documentos para agilizar los trámites administrativos de apertura de una empresa, y así lo puedes hacer en minutos desde tu casa o tu negocio sin entretenciones. Los empresarios hacemos la broma de que te piden como requisito hasta el acta de defunción”, puntualiza.

El empresario explica que, de acuerdo con los últimos datos del Inegi en Zacatecas, una persona que quiere abrir un negocio gasta en trámites burocráticos entre 23 mil y 25 mil pesos, lo que resulta una cifra estratosférica si se piensa que ocho de cada 10 negocios que hay en esta entidad son pequeños, de carácter familiar, que generan de uno a siete empleos como máximo; lo anterior sin contabilizar las horas persona que pierde el emprendedor en acudir al ayuntamiento a realizar los trámites de apertura.

“Ese recurso que se gasta en trámites es mucho, lo ideal sería que esos 25 mil pesos los pudieras invertir en insumos, en equipo, en lo que requiere el negocio y no en pago de trámites, esto se eleva mucho sobre todo con empresas del sector de la construcción. El municipio no elimina costos de trámites porque eso representaría que dejara de recibir recursos”, dice Enríquez.

Miguel Ángel Ruiz, director de Fomento Económico, admite que el ayuntamiento está rebasado por falta de recursos económicos e incapacidades institucionales para incorporar el Expediente Único Digital que agilice trámites y reduzca costos. “Las instituciones no estamos sincronizadas, yo pudiera pedir digitalmente un archivo único para hacer un expediente, pero necesitamos modernizar todas las instituciones, estamos rebasados no sólo en tecnología sino en las capacidades para responder a la exigencia ciudadana, necesitamos apostar a la tecnología para responder a las exigencias de las empresas, y de quien quiere poner un negocio con la consecución de trámites con agilidad y eficiencia”, admite.

¿Y el sistema estatal y municipal de Mejora Regulatoria?

Otro de los problemas detectados por los organismos empresariales que dificultan la apertura de negocios es la inoperancia del Consejo Municipal de Mejora Regulatoria y que en él los principales protagonistas son los funcionarios del ayuntamiento y no los comerciantes y empresarios, quienes tienen voz, pero no voto. “El Consejo Estatal y Municipal de Mejora Regulatoria es una falacia, la sociedad civil tiene voz, pero no voto. No entienden [los gobiernos] que el Consejo no le quita facultad al cabildo, al contrario, podrían allegarse de información de los usuarios del trámite, a manera de una encuesta de satisfacción y así ver cómo mejorar los procedimientos y que en una mesa dialoguemos sobre cómo hacer mejor los trámites; lo que ha faltado es voluntad política para hacerlo”, señala el ex presidente de Coparmex.

Según la última evaluación del Observatorio Nacional de Mejora Regulatoria, el municipio de Zacatecas ocupa el lugar 60 de los 88 evaluados, por su desempeño en la implementación de la política de Mejora Regulatoria Municipal. En esta evaluación destaca la falta de conocimiento que tiene la ciudadanía acerca del SARE. Fernando Becerra Chiw, quien fue titular de la Secretaría de Desarrollo Económico y Turismo del ayuntamiento en el trienio septiembre 2018-2021, reconoció que la población en su mayoría desconoce la existencia de esta figura para abrir empresas de manera simplificada. “Nos faltó más difusión, la verdad la gente no sabe qué es el SARE, nos quedamos con el pendiente de difundir más cómo opera y sus beneficios a través de los distintos medios de comunicación como la televisión, los periódicos, la radio y ahora en internet, la pandemia perjudicó mucho”, describió el ahora ex funcionario.

El municipio tampoco tiene una base de datos propia que le permita saber quién abrió una empresa, en qué condiciones lo hizo y tampoco se le da seguimiento. “Requerimos hacer una credencialización de comerciantes y empresarios que nos permita saber qué están haciendo, de tal manera que si cierran, sepamos con certeza las causas y si está en nuestras manos generar condiciones de reapertura para evitar pérdida de empleos. En síntesis, necesitamos información para tomar mejores decisiones en políticas públicas eficientes a mediano y largo plazo” explica Ruiz, director de Fomento Económico.

En el trienio recién concluido –a pesar de las dificultades económicas derivadas de la pandemia–, según las autoridades, se abrieron 100 nuevas pequeñas empresas o negocios entre tiendas de abarrotes y microempresas familiares diversas que generaron, cada una, un máximo de cinco empleos. Aunque el ayuntamiento asegura que, a partir de 2018 y gracias al SARE, se redujo de seis meses a 20 o 30 días la apertura de un negocio, los abarroteros afirman lo contrario.

Aunado a lo anterior, otro factor que afecta la economía es la violencia que se ha acentuado en la capital y el resto de Zacatecas. Tan sólo en el primer mes de la nueva administración, medios nacionales contabilizan al menos 220 personas asesinadas. “También hemos pensado en cerrar, pero aquí seguimos hasta donde se pueda”, admite Juana María, mientras una de sus clientas le compra unos pesos de chile ancho y una pareja toma uno de los dos mini carritos que hay en la tienda para en él colocar huevo, fruta y lo que alcancen.

En Zacatecas, los microempresarios como don Hilario luchan contra la inseguridad, la burocracia y los gigantes de la industria, mientras el gobierno, aunque tiene el diagnóstico claro e instituciones que deberían implementar cambios, los ve agonizar a la distancia sin hacer algo para salvarles.

Nota: Este reportaje forma parte de la serie La odisea de abrir un micronegocio en México, coordinada por Ethos Laboratorio de Políticas Públicas».

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