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jueves, 16 mayo, 2024
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El inexistente periodismo aséptico

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

La idea del periodismo como un asunto aséptico es una falsedad que se desmorona a la primera reflexión.

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Cada decisión periodística implica subjetividad: la del tema a tratar, la del espacio de difusión, la del género con que se aborda, cada palabra, cada omisión…

Esto no significa pelearse con el rigor, característica imprescindible del buen periodismo. Por el contrario, admitir las subjetividades, ponderarlas, e incluso exhibirlas es parte de la honestidad intelectual que tendría que estar implícito en cualquier trabajo periodístico que, a su vez se publica para ir al encuentro de la subjetividad de quien lo consuma. 

Los trabajos periodísticos respecto a la posible aportación financiera del cartel de Sinaloa a la campaña presidencial de López Obrador en 2006 brindan magníficos de ello.

Por principio, no se trata de un tema emergido de la agenda pública, sino al revés, de uno que pretendía construirla, por lo que el que se publicara en distintos medios a 18 años del presunto delito que refiere, y a 13 de que se cerrara la investigación, es un factor a considerar. 

Las diferencias entre las dos versiones más conocidas de este trabajo, la de Tim Golden de Propublica (https://www.propublica.org/article/mexico-amlo-lopez-obrador-campana-narcotraficantes ) y de Anabel Hernández en Deutsche Welle (https://www.dw.com/es/el-cartel-de-sinaloa-financi%C3%B3-la-campa%C3%B1a-presidencial-de-amlo-en-2006-i/a-68121426 ) son abismales y elocuentes. 

Las primeras distinciones llegan en las cabezas. Mientras Golden pone signos de interrogación, Anabel Hernández sentencia. 

Luego la fuente a quien se le arroga la información: la mexicana la atribuye a una investigación del Departamento de Justicia de EU; en tanto Golden no habla de investigación, sino de declaraciones de testigos a la DEA.

Mientras Golden habla de que oficiales de la agencia antidrogas “descubrieron lo que consideraron pruebas sólidas”, Anabel Hernández hace suyo el calificativo y escribe que la DEA “obtuvo pruebas sólidas”.

Esto se repite a lo largo del texto, pues detrás de cada aseveración en las que Hernández da por cierto y por hecho, Golden menciona la fuente. Es decir, Propublica en lugar de darlos por seguros, traspasa la responsabilidad al a fuente, por ejemplo: según documentos (…) y entrevistas “el dinero fue entregado…”; o “funcionarios dijeron que la investigación (…) produjo pruebas”. 

En el trabajo de Golden basta llegar al tercer párrafo para encontrar una reiteración de la duda que anticipó en el título, pues ahí dice que “la investigación no determinó de manera concluyente si López Obrador había aprobado las supuestas (nótese el supuestas) donaciones de Los traficantes, ni siquiera si sabía de ellas”.

Anabel en cambio no exhibe dudas, pero tampoco pruebas, y hasta el último párrafo (donde la atención de buena parte de los lectores ya se fue) promete una segunda entrega sobre por qué no hubo detenidos, por qué no se sabía de esta investigación, y qué sucedió después.

Golden contextualiza y expone en su trabajo el debate sobre la participación de Estados Unidos en el combate a la corrupción en México, también lo hace sobre la relación de este país con la DEA, y sobre las estrategias contra las drogas. Nada de ello hay en el texto de Hernández.

Anabel omite cualquier mención de las ventajas que podría obtener el testigo protegido que sostiene los hechos. Tim en cambio explica que “para evitar la prisión federal” el testigo relató la historia de las donaciones de traficantes, y también expone su labor como “testigo estrella en la ‘operación limpieza’” de Felipe Calderón, aunque, el propio periodista advierte que su éxito no fue duradero, y que sus dichos se pusieron en duda varias veces. 

Golden reporta sus esfuerzos por buscar la versión de las otras partes. Explica que solicitó alguna declaración al Departamento de Justicia de Estados Unidos y a la Presidencia de la República mexicana, y aunque según su versión, ambas declinaron la invitación, no dejó para después ni en manos de los señalados la responsabilidad de solicitar una réplica. Anabel no menciona siquiera haberlo intentado.

Los matices y cuidados de Golden, ausentes en Anabel, no hicieron su trabajo más cómodo o anodino. Sino todo lo contrario. Lo interesante está justamente en que en él expone las subjetividades, y visto está por sus efectos, que . 

Toca ya al público ponderarlas y poner en su dimensión la información publicada. 

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