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jueves, 18 abril, 2024
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Mansplainning al volante

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Por: E. ANDREA ROBLES G. •

Recientemente, la estructura burocrática del Gobierno del Estado, llevó a cabo un curso de conducción y cultura vial para mujeres en el que por cierto, desfilaron figuras masculinas como ponentes; el discurso de género como línea ideológica-teórica está fuera del aparato administrativo de la entidad, es un hecho.

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Y en una entidad donde las mujeres no han ocupado un lugar significativo en la toma de decisiones públicas, salvo dos o tres excepciones a nombrar, enfocar todo el esfuerzo del aparato en revertir la problemática cultura vial y habilidades de conducción automovilística de las mujeres, resulta no sólo ofensivo, sino discriminatorio (positiva y negativamente) puesto que más allá de que la estructura de gobierno adopte una medida de inclusión coercitiva como las cuotas de género, por ejemplo, o cualquier tipo de acción afirmativa, lo que produce es la híper visibilización de un “problema” que requiere la intervención estatal, pero que estadísticamente no está soportado en hechos concretos. 

Al parecer para quienes determinan el rumbo de la agenda gubernamental es más sencillo implementar acciones como éstas, en lugar de revisar de fondo el problema de la cultura vial que impregna el estado de lado a lado: el problema de la cultura vial zacatecana es que no existe. La Dirección de Seguridad Vial con su característica tiranía, representa el lado indeseable de la burocracia; pero no todo es culpa de la charola y la prepotencia, también los que salen al espacio público mediante vehículo propio, el transporte público y los que a pie realizan sus quehaceres, tienen una vaguísima idea de las leyes y reglamentos que fundamentan, tipifican y escriben en hipótesis legales el deber ser de la conducta vial. A ello, hay que sumarle los problemas arquitectónicos históricos que Zacatecas tiene desde su fundación por allá del año 1546, cuando la movibilidad y la urbanidad no eran una variable a estudiar dentro de la ecuación. 

Y si no fuera poco todo lo anterior, hay un problema sistémico que el Godezac, sacó a relucir, confirmando una de las narrativas más frecuentes del discurso feminista: el mainsplainning, conducta que consiste  – a grandes rasgos-  en el papel explicativo (que sin que nadie lo pida) lo asumen los varones, pensando consciente o inconscientemente que las mujeres son incapaces de entender un tema o de ser generadoras de elementos cognoscitivos sin la guía e ilustración masculina. 

Pregunta al aire: ¿no hay mujeres en la entidad que puedan asumir el carácter educativo que se pretende a través de los talleres formativos que impulsa la burocracia estatal o cuál es el afán de empoderar a varones en espacios que tramposamente, pretenden vender como espacios femeninos? 

Cierto es que estamos inmersos en una ola de problemáticas como hace mucho tiempo no se veían en el querido Zairo, sin embargo, la agenda de género no por eso es menos importante y la defensa (y sobretodo resistencia) de la mujer debe estar más en voga que nunca, porque no hay garantía de nada para el género. El monstruoso aparato de gobierno lo tienen en sus manos los que juraron en medios nacionales, locales y en los espacios de expresión personales, que era una mentira¸ mentira, mentira lo que los videos reflejaban en pleno proceso electoral. Que no se les olvide que el compromiso institucional con la lucha feminista 2021-2027, se escribió sobre una nalgada negada tres veces, justo al estilo bíblico neotestamentario. 

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