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martes, 25 marzo, 2025
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El fascismo gringo, fase reestructurada del imperialismo

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Connotados analistas, hablan de que Estados Unidos promueve una guerra comercial contra el mundo cristalizada con la presión política, el chantaje y la amenaza arancelaria; principalmente contra sus dos mejores socios y vecinos: México y Canadá. Al propio tiempo, hace lo mismo con China y ahora también vaticina represalias económicas contra Rusia y sus fervientes amigos de la Comunidad Económica Europea, con los que ha protagonizado, bajo el emblema de la OTAN, un sinfín de complicidades económicas y militares. Esa apreciación no es del todo correcta, pese a encontrar consenso.

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En el caso de México se nos presenta con dos exigencias que USA justifica indispensables para su seguridad nacional: el tráfico de Fentanilo y la llegada constante de migrantes. Pero, Donald Trump siempre termina hablando de una balanza comercial deficitaria frente a México. Igual que lo hace con Canadá. Esa narrativa del presidente gringo tampoco es del todo exacta.

Nieto del migrante Alemán Friedrich Trump, quien llegó a Estados Unidos en condiciones económicas miserables e hijo de la migrante de Escocia Mary Anne MacLeod quien sobrevivió en EEUU trabajaba de empleada doméstica; Donald Trump ha cerrado sus ojos al origen de sus progenitores y promueve una ideología y sentimiento de odio, clasismo, discriminación, racismo y violencia contra los inmigrantes de todo el mundo. Otros, de plano, dicen que “está loco”. Olvida que su abuelo escribió una carta al gobierno estadounidense clamando piedad para no ser deportado. Para Trump no hay valores, principios, ética, trayectoria familiar, patria o amor al prójimo, sólo hay apego al dinero y al poder. Pero atribuir que esa es la causa completa de la beligerancia de su gobierno tampoco es muy exacto.

Dicho de otra manera: todo eso es verdad. La verdad de las apariencias. Una verdad a medias que esconde la esencia. Estados Unidos no promueve una guerra comercial. Al contrario, trata de resolverla en un momento en que ya la ha perdido en algunas áreas estratégicas de la economía, hoy lideradas por economías emergentes asiáticas, principalmente con China. El caso de México es de otra índole, se presenta como administrativo y político (tráfico de drogas y migración) con repercusiones en la seguridad nacional. En realidad, se ubican también en la esfera comercial. El presunto castigo con aranceles responde a la necesidad administrativa (violentando el T-MEC) de encarecer las mercancías mexicanas para que pierdan competitividad; con ello, disminuir las importaciones de México y presionar a la repatriación de capitales gringos, principalmente de la industria automotriz que, para disminuir sus costos de producción, migraron a México buscando salarios más bajos.

Los gestos, y toda la mímica del presidente Trump, así como su agria y violenta verborrea, que se hace acompañar de la amenaza a los gobiernos de otras naciones, la emisión constante de decretos que pretenden extenderse de manera extraterritorial y el aliento de una ideología y práctica fascista no son más que la sumatoria, el aporte, de las cualidades personales a las necesidades de un imperio que lucha por evitar el colapso. Es la envoltura de una política desesperada por detener la caída de una economía que, durante muchos años, ha sido la más poderosa del mundo.

La balanza comercial deficitaria ante varias naciones le ha hecho entender, a Estados Unidos, que ha perdido terreno frente a otras economías. Algunos de los productos más sofisticados no son suficientemente competitivos en precio, ni siquiera en calidad, frente a sus similares de otras naciones. Y también ha crecido su dependencia en el abasto de insumos diversos para su industria y para el consumo directo, éste último es el caso de México que le abastece refacciones y víveres de diversa índole.

El déficit de la balanza comercial se explica en que Estados Unidos exporta menos de lo que importa. Compra mucho y vende poco. En dinero que necesita para comprar debe salir de las ventas y estas han caído en porcentaje. Lo peor es que lleva una tendencia de aumento de su déficit. Ante México, que es su principal socio comercial, en el 2016 presentó déficit de 69 mil 333 millones de dólares. En el 2024 el déficit casi se triplicó para quedar en 171 mil 809 millones de dólares. Mientras que con China presenta déficit por 295 mil 402 millones. Cantidad también muy significativas las tiene con Canadá y con otras naciones, principalmente las europeas.

Pero, en realidad, el problema comercial esconde un estancamiento en los procesos productivos. Es ahí donde se constituyen los costos de producción. La pérdida de competencia científica y tecnológica constituye la causa principal de ese estancamiento. Es tema para un artículo aparte. Solo señalaré que la salida que busca EEUU es la adopción del fascismo gringo, como medio de imposiciones económicas, políticas y militares para establecer una reestructuración del imperialismo.

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