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martes, 16 abril, 2024
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Al filo de la navaja: Carlos Martínez Rentería (1962-2022)

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

Editorial Gualdreño 513

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La revista Generación cumplía 15 años en el 2003 y ese mismo año Carlos Martínez Rentería, su cofundador, promovía el Primer Congreso Nacional de Contracultura en Lagos de Moreno, Jalisco; entre los convocantes figuraban la Universidad de Guadalajara, Conaculta y la revista quinceañera. El congreso se llevó a cabo el mes de noviembre con la participación de más de 40 expositores del país; ese sería el primero de los once que dirigiría este autor y promotor de lo contracultural nacido en 1962 y que falleciera este 7 de febrero en la Ciudad de México.

Carlos Martínez Rentería fue un personaje singular que se caracterizó, entre otras cosas, por el compromiso y la pasión impresos en su trabajo. Parecería que de alguna manera sabía que no habría de vivir mucho tiempo y por eso dedicó su vida a hacer lo que quería y como quería. Hace poco escuchaba una entrevista que le realizaron a Octavio Paz en la que le preguntaron por su padre, y Paz se refería a él como “una figura dramática… un hombre lleno de generosidad por una parte y lleno de pasiones por la otra; un hombre habitado por demonios…”; recordé esas frases justo cuando me enteré del fallecimiento de Carlos, sobre todo por esa parte en la que el dramatismo aparece como un acompañante en la vida de ciertos personajes; ojo, no me refiero al melodrama ni al drama gratuito, sino a aquella alternancia entre la comedia y la tragedia que marca los derroteros de quien decide salvarse o no. Carlos Martínez Rentería decidió salvarse y para ello recurrió a la poesía, a la creación y a la realización de actividades artísticas que promovían la reflexión y la crítica al sistema, sin importar si era permitido o no. En el ejercicio de su libertad encontró la salvación. 

Su paso por aquí dejó un legado grande, coincido con Andrés Ramírez, quien al enterarse de su fallecimiento, decía ayer que Carlos “Nos deja grandes momentos, recuerdos, poemas, conversaciones, celebremos su temple de vivir al filo de la navaja… lo vamos a extrañar tanto en este mundo que se vuelve cada vez más aburrido y en donde él contribuyó tanto a reinventarlo”; recuerdo ahora sus colaboraciones en La Jornada, en su columna Salón Palacio, que durante más de dos décadas publicó en esta casa editorial y en la que lo mismo hablaba de libros, exposiciones, talleres y congresos, que de la vida nocturna, las cantinas y pulquerías, sitios en los que las conversaciones y la cercanía con el otro encuentran cobijo, así como las reflexiones más profundas, las digresiones, los planes de hacer cosas nuevas. 

En meses recientes, Carlos reflexionaba también, en su columna, sobre el horror de estar permanente amenazados por la cercanía con el virus y sobre las implicaciones negativas que este había tenido principalmente con los productores artísticos y los artesanales al cerrarse varios espacios entre los que se encontraban los productores del pulque y las pulquerías; de una de ellas, la de Los Insurgentes, fue el coordinador de actividades culturales.

Hace apenas un mes solicitaba, a través de su cuenta de Facebook, ayuda para pagar los gastos médicos derivados de su mal estado de salud; decía que desde mediados de diciembre se encontraba mal a causa, entre otras cosas, de una fractura de cadera y una infección en una de sus piernas. Cientos de personas -amigos de él- se manifestaron en su apoyo, desconozco si este fue solo verbal o llegaron a él los recursos que para adquirir la prótesis que necesitaba desde hacía más de tres semanas. Lo cierto es que su caso pone nuevamente en la mesa de discusión el tema de la salud pública; una vez más un artista tuvo que recurrir a la ayuda de sus conocidos para pagar algo que por derecho tendría que haber recibido por parte de las instituciones de salud cuyo presupuesto sigue siendo insuficiente. La salud es uno de los grandes temas de nuestro país; más allá de la pandemia por el Covid-19, las carencias son innumerables; decía él que era indispensable exigir a las instituciones que los recursos públicos se emplearan en cosas que realmente necesitaran los ciudadanos. Él necesitó apoyo, lo pidió, no sobrevivió. 

Murió Carlos Martínez Rentería, periodista cultural, editor, poeta, promotor, amigo de sus muchos amigos, reconocido por una comunidad de artistas, lectores y espectadores que lo despiden con nostalgia. Nuestra solidaridad para su familia.

Jánea Estrada Lazarín

[email protected]

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-513

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