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martes, 26 septiembre, 2023
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El bastón de mando

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

La riqueza de nuestra cultura es amplia, de profundos matices que dan muestra de lo grande que es la Patria Mexicana, de lo mucho que nos debe orgullecer, encontrar en cada rincón de nuestra Nación, un gran abanico de artesanías, tradiciones, gastronomía, folklor y demás bienes que constituyen un patrimonio intergeneracional de la humanidad. De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), México es un país con una gran riqueza cultural y étnica, al contar con varias decenas de etnias autóctonas, cuya existencia no había sido reconocida por el mundo del derecho sino hasta hace muy poco tiempo, por lo que en consecuencia no se habían desarrollado normativamente un grupo de derechos sociales tan importantes como los derechos de los pueblos y comunidades indígenas de nuestro país. Según la CNDH, los pueblos y comunidades indígenas han sido marginados del desarrollo económico, político, social y cultural, desconociéndose las manifestaciones propias de sus culturas. En relación con lo anterior, la CNDH establece que el artículo 2º constitucional contempla un marco general para el desarrollo de órganos de representación de las comunidades indígenas, reconociéndoles sus derechos a la autonomía y a la libre determinación, así como el uso y aplicación de su derecho consuetudinario y el acceso a la tenencia de la tierra y al uso y disfrute de los recursos naturales; así pues, en el marco de los derechos políticos, en los municipios con población indígena tendrán derecho a nombrar representantes ante los ayuntamientos; asimismo, se establece la necesidad de impulsar su representación y participación en la adopción de políticas públicas, especialmente en las específicas para impulsar el desarrollo de las comunidades indígenas, y en la formulación del Plan Nacional de Desarrollo, así como propiciar su participación política por medio de la modificación de la demarcación territorial de los distritos uninominales. En datos estadísticos, el Inegi informa que en la República Mexicana se cuenta con 23.2 millones de personas de tres años y más que se autoidentifican como indígenas, lo que equivale a 19.4% de la población total de ese rango de edad; por su parte, la población total en hogares indígenas en 2020 fue de 11,800.247 personas, lo que equivale a 9.4 % de la población total del país. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México había 7,364.645 personas de tres años y más hablantes de lengua indígena, lo que representó 6.1% de la población total del país en ese rango de edad. De igual forma, se tiene que los estados con menor porcentaje de población hablante de lengua indígena fueron: Zacatecas (0.3%), Guanajuato (0.2%), Aguascalientes (0.2%) y Coahuila (0.2%). El Inegi señala que, en la actualidad, se hablan 68 lenguas indígenas en México, siendo las más frecuentes: el náhuatl (22.4 %), el maya (10.5 %) y tzeltal (8.0 %). Así las cosas, para los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos, existen múltiples formas de representar su grandeza y, varias culturas, tienen en el bastón de mando una especial forma de manifestar el poder. Según el portal de información indígena denominado “Perseguidos en su Tierra”, el bastón de mando encarna importantes principios: autoridad, resistencia y autonomía; es la conexión con la Madre Tierra que impulsa a las comunidades a reivindicar sus derechos. Se ha reconocido que, en las comunidades y pueblos indígenas, el bastón es la manifestación de la fuerza del pueblo, con un significado muy poderoso, incluso se considera que es un cuerpo espiritual que indistintamente, debe portarse al lado derecho.  El bastón de mando simboliza el liderazgo que hay en el territorio y en la guardia, es el “protector de la tierra” la representación de la guardia para poder ejercer un mando dentro del territorio y fuera de él. En este contexto y, de acuerdo con el portal informativo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, el bastón de mando se traduce en el compromiso de servir, obedeciendo la voluntad del pueblo; en él están señalados los grandes rumbos del universo: este, oeste, norte, sur y el centro, mismos que están representados por los cinco colores de las bandas que la ciñen: el rojo, amarillo, blanco, azul verdoso y verde, respectivamente. Su posición vertical representa el balance, armonía, el equilibrio, mismos que están relacionados con la rectitud, verdad, honestidad, así como con la justicia, equidad y dignidad. Así las cosas, quien recibe el bastón de mando adquiere un gran compromiso y, no cualquiera puede obtenerlo, pues se requiere sin duda, tener la cualidad de ser un verdadero líder con la capacidad de unir a todo un pueblo, garantizando la armonía, la estabilidad, la paz y el progreso. 

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Álvaro García Hernández

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