n el deporte, igual que en la ciencia, en el arte, o en cualquier otra disciplina o actividad, los aprendices inteligentes como los que desean ser campeones y los que ya han llegado a la cima, requieren la ayuda de conocedores de su disciplina, ya sea que practiquen o que hayan practicado lo mismo en otras épocas, que se dediquen a la investigación, que sean especialistas en su ámbito como escritores, analistas o entrenadores, que les observen y ayuden a adoptar las mejores prácticas para aumentar su rendimiento, superar sus limitantes, adoptar nuevos paradigmas y romper sus propias marcas, subiendo cada vez más el listón para el resto de los competidores.
En el ambiente empresarial, constantemente surgen modelos que bien adaptados a cada organización, elevan la capacidad para innovar productos y servicios, mejoran la eficiencia en el aprovechamiento de los recursos disponibles, incrementan la satisfacción de los clientes, intensifican el compromiso y la lealtad de los colaboradores, fomentan la cooperación de los proveedores, aumentan el beneficio de los accionistas y consiguen más y mejores aliados, al mismo tiempo que expanden su influencia cuestionando la tradición al mismo tiempo que hacen emerger nuevas tendencias.
Ahora bien, la competencia global está cambiando radicalmente el perfil del empresario y las PyME’s están frente una urgente necesidad de cambio que las integre a nuevos modelos de negocio, y según la revista Forbes, México está en el umbral de un nuevo despegue, por la relocalización de empresas que habían encontrado en Asia, ventajas competitivas que se están revirtiendo.
Según la revista Forbes del 15 de marzo de 2013, de acuerdo con estudios del IPADE, KPMG y PWC, las empresas mexicanas en especial las PyME’s se caracterizan principalmente por aciertos como: calidez en el trato para hacer negocios, alto nivel de ingenio y creatividad, agilidad en la toma de decisiones internas, etc. Además, estas mismas firmas coinciden en que los errores más frecuentes de las PyME’s mexicanas son entre otros; pensamiento de corto plazo, escasa generación de propiedad intelectual, emprendeduría sólo en sectores conocidos, demora en la institucionalización, poca o nula reinversión, resistencia a la delegación del control fuera de la familia y muy escasa participación de jóvenes en los consejos.
Lo anterior hace indispensable adoptar ideas que substituyan los argumentos que justifican la brecha que ensancha la desigualdad económica, como la revolución tecnológica, la globalización, el fallo de las políticas antimonopólicas, el tratamiento fiscal, etc. Es indispensable apostar más bien a la mejora continua de las prácticas de negocio, paralelamente al desarrollo humano, a la responsabilidad social y principalmente a la innovación.
Conviene revisar indicadores clave relacionados con la desigualdad como el Índice GINI que coloca a México como el primer lugar entre 17 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) lo cual se refleja en el Índice BIARE que publica el Inegi (Instituto de Estadística y Geografía), que indica que 77% de los mexicanos está medianamente satisfecho con los logros de su vida y lo que peor valoran es su nivel económico con 65% y al país en general con 68%.
Es importante entonces, promover una cultura empresarial audaz y asertiva, capaz de planear acciones grandiosas que se ejecuten con base en nuevas habilidades que aumentan la competitividad y distribuyan la riqueza más equitativamente, entre ellas la disciplina como factor fundamental para realizar cambios orientados hacia nuevos niveles de ejecución y de obtención de resultados relevantes y significativos.
En este contexto, surge ISO Coaching, que es una alternativa que ha probado su eficacia en más de 100 empresas en las que se ha implantado un sistema de gestión de la calidad bajo el estándar internacional más aceptado en el mundo y que se ha convertido en una de las condiciones básicas más importantes para integrarse a las redes de proveeduría más exigentes.
Este modelo inicia con la interacción con el empresario diagnosticando el grado en que se han cumplido los objetivos bajo los que se inspiró para fundar el negocio, al mismo tiempo se revisan los principales atributos clasificados en las áreas de; organización, operación, administración, informática, ventas, logística, finanzas, calidad, etc. formulando un plan de mejora con indicadores clave de desempeño con los que se monitoreen los avances.
Se continúa con el equipo de segundo nivel, transfiriendo metodologías y fortaleciendo las habilidades necesarias a través del entrenamiento apropiado, para asegurar el seguimiento al plan de mejora y de la continuidad de nuevos cambios por venir con base en un conjunto de técnicas adaptadas al tamaño de la empresa, a los procesos y productos que crea, al estilo de aprendizaje y a la cultura organizacional particular.
Finalmente se comparte con el resto de los colaboradores y se estandariza la forma en que se debe hacer el trabajo en todos los departamentos haciendo auditorías periódicamente para comprobar la lealtad a misión, visión y valores de la empresa, así como a sus directrices, a sus estándares y a sus indicadores, que hablan sin sesgos ni preferencias, de la calidad con que se crea el valor y cómo se distribuye. ■
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