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viernes, 13 diciembre, 2024
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Supremacía Constitucional y la defensa de la voluntad del pueblo

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

Recientemente, la presidenta Claudia Sheinbaum y quienes orgullosamente formamos parte del segundo piso de la Cuarta Transformación hemos manifestado nuestro desacuerdo con el intento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de legislar (de manera arbitraria) sobre la reforma del Poder Judicial. Esta situación ha suscitado un intenso debate sobre el papel de la Corte y la importancia de respetar la voluntad del pueblo, expresada a través de sus representantes electos.

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Es necesario destacar que la función de la SCJN no es legislar, sino garantizar que la Constitución se respete y que las decisiones del poder legislativo estén alineadas con el marco constitucional. La Corte debe actuar como un guardián de la legalidad, pero no puede convertirse en un ente que socave las decisiones tomadas democráticamente por el pueblo.

La presidenta Sheinbaum ha señalado un punto crucial: el pueblo ha hablado a través de sus elecciones y de las reformas aprobadas. Permitir que la SCJN altere estas decisiones sería un acto de deslegitimación de la voluntad popular, algo que, por supuesto, evitaremos a toda costa. En una democracia, cada poder tiene tareas específicas y es vital que esos roles se respeten para garantizar un equilibrio en el ejercicio del poder.

Es necesario recordar que la Reforma que aprobamos sobre supremacía constitucional tiene un objetivo muy claro: ofrecer certeza jurídica y evitar litigios que generen incertidumbre sobre la validez de la Constitución.

Esta Reforma, entonces, no solo establece una regla clara sobre la inimpugnabilidad de las reformas constitucionales, sino que también refuerza la idea de que la soberanía reside en el pueblo. La posibilidad de cuestionar el producto de la voluntad popular, de desestabilizar el marco legal que nos rige, se convierte en un riesgo que buscamos mitigar.

El judicial debe ser un poder aliado en la construcción de un México más justo y democrático, no un obstáculo. Las instituciones deben trabajar en conjunto, respetando sus competencias y la voluntad del pueblo. Es fundamental que los ciudadanos sientan que sus voces son escuchadas y que sus decisiones tienen un peso real en la gobernanza del país.

A medida que avanzamos en la construcción del segundo piso de la Transformación, necesariamente tenemos que seguir defendiendo la soberanía del pueblo. La legitimidad de cualquier reforma o decisión política debe estar fundamentada en el respeto a la Constitución y a la voluntad de quienes nos eligieron. Esto es lo que realmente fortalecerá nuestra democracia y evitará que se produzcan fracturas en el tejido social.

A medida que enfrentamos desafíos complejos, es vital fomentar un diálogo abierto entre los diferentes poderes y la ciudadanía. La comunicación y el respeto mutuo son esenciales para avanzar hacia un México más justo y equitativo.

La defensa de la voluntad popular es una responsabilidad compartida. Todos debemos trabajar para asegurar que las decisiones tomadas en el ámbito legislativo reflejen el deseo del pueblo y que las instituciones, incluida la SCJN, cumplan con su deber de proteger esa voluntad sin interferir en ella. Solo así podremos construir un futuro donde la democracia y la justicia prevalezcan en nuestro país.

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