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jueves, 28 marzo, 2024
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■ El Péndulo

Las tareas urgentes de los zacatecanos de izquierda

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Una de las decisiones más importantes de mi vida la tomé en 1976, como resultado del debate nacional sobre qué hacer para terminar con el régimen autoritario que había mostrado su verdadera cara en la masacre de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968; en el halconazo de 1971, y en las anteriores represiones a médicos, ferrocarrileros, maestros, etc., así como en la existencia de centenares de presos políticos. Esa reflexión ocurría en un contexto de guerra sucia, de grandes movilizaciones sindicales y populares, de acciones de organizaciones armadas y, para colmo, una grave crisis del sistema electoral con un partido casi único, y un PAN que monopolizaba el terreno de la oposición autorizada, que después de casi cuatro décadas de existencia, nunca se manifestó por la inclusión de las distintas izquierdas con presencia en aquel México en movimiento.

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Como lo refiero en mi libro, presentado el 3 de junio pasado, la decisión del Partido Comunista Mexicano (PCM), de poner la lucha por la democracia política y el bienestar para todos los mexicanos, como sus prioridades para salir de la crisis generalizada, me convenció de solicitar mi ingreso a sus filas para sumarme a la campaña de Valentín Campa Salazar, como candidato sin registro a la presidencia de México, con una plataforma de propuestas que incluían el registro electoral para las izquierdas y amnistía para los presos políticos. La grave situación del país, y el impacto de la campaña de Campa, convencieron al presidente electo y a su secretario de gobernación, Jesús Reyes Heroles, de la pertinencia de realizar una reforma política como la que pretendía el PCM y su coalición de izquierda. Ese acontecimiento político marcó el inicio de la transición democrática de México. En 1979, el PCM participó con candidatos propios, refrendó su registro electoral, y obtuvo su primer grupo parlamentario en la Cámara de Diputados. 

Al principio de la década siguiente, asumí el cargo de dirigente estatal del PCM en Zacatecas, y pude participar directamente en la decisión de lanzar un nuevo llamado para unificar a las izquierdas en torno de la plataforma popularizada en la campaña de Campa. Participé junto con miles de camaradas en los congresos XIX y XX del partido, que aprobaron iniciar un proceso que, en 1981, dio origen al PSUM; seis años después, al PMS, y al PRD, en 1989. La gran campaña encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 mostró claramente que la política de alianzas, impulsada por Arnoldo Martínez Verdugo, diez años antes, había sido muy efectiva y que las izquierdas se habían transformado en una fuerza competitiva y en motor principal de la transición democrática. En 1987 respondí afirmativamente a la invitación de Gilberto Rincón Gallardo de integrarme a su equipo de dirección del naciente PMS, y desde ese espacio participé en la campaña interna de la cual resultó Heberto Castillo como candidato presidencial, y en el proceso político que desembocó en su declinación para que el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas encabezara al Frente Democrático Nacional, lo que puso en jaque al sistema político, que no dudó en recurrir a un fraude escandaloso para mantener en el poder a los neoliberales del PRI. El gobierno surgido del fraude contó con la complicidad del PAN y, en los hechos nació el PRIAN. 

Los graves acontecimientos políticos y económicos de 1994 crearon la oportunidad para relanzar la lucha por la democracia política, que produjo nuevas reformas electorales que definieron, en lo fundamental, el actual sistema electoral. Las izquierdas unidas en el PRD jugaron el papel principal, dado que el PRIAN asumía el papel de fuerza conservadora. De esas reformas emergió el IFE autónomo, la apertura de los medios de comunicación, el financiamiento público a los partidos, la democratización del Distrito Federal, la creación de un sistema de órganos jurisdiccionales, etc. Pude participar de cerca en todas ellas en mi carácter de legislador federal o de integrante del CEN del PRD. Por ello da risa y/o coraje que hoy, personajes como Claudio X. González y otros, se asuman como los padres de la democracia mexicana con la consigna del “EL INE NO SE TOCA”.   

El fortalecimiento del PRD, durante el periodo de AMLO como presidente nacional, permitió ganar distintas gubernaturas estatales, empezando por la jefatura de gobierno en la Ciudad de México, y la de Zacatecas, en 1998, que tuvo éxito por el indudable e importante apoyo político y económico del PRD y sus presidentes nacional y estatal. Por ello, fue y es muy lamentable que, en las elecciones presidenciales de los años 2000 y 2006, celebradas durante los gobiernos de Ricardo Monreal y de Amalia García, los resultados electorales del PRD no fueran los esperados por el Ing. Cárdenas y por AMLO, respectivamente, y que los cuadros políticos formados en todo el proceso político reseñado en este texto fueran sistemáticamente marginados, fenómeno que se ha profundizado en Morena bajo la hegemonía del mismo Ricardo Monreal.  Como lo señalé en el evento de presentación de mis memorias, el próximo inicio del proceso electoral de 2024 debe ser la oportunidad para que esos cuadros políticos sean conscientes de la necesidad de recuperar su protagonismo impulsando las demandas populares, defendiendo a la 4ª T, los programas del gobierno de AMLO, y apoyando a quien desempeñará la candidatura presidencial de Morena. No hay tiempo que perder.

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