■ Es un personaje que mintió tanto de sí mismo que nadie sabe realmente quién es: Palou
Rescatar el alma de un personaje como Pacho Villa es una de las virtudes de la novela histórica No me dejen morir así que este miércoles presentó Pedro Ángel Palou en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2014.
La obra comentada por el investigador Alejandro Rosas viene a sumarse a biografías de este personaje que han realizado Friedrich Katz y Paco Ignacio Taibo II, sin embargo destaca por tratarse de un ejercicio en el que el autor “perdió el miedo a contar la historia en primera persona”, elemento que no se había visto desde Memorias de Pancho Villa de Martín Luis Guzmán.
“Trata de rescatar el alma del personaje, no villaniza a Villa. Siguen siendo la voz de un país injusto, representan lo que necesita el país: justicia social”, expuso Rosas, quien mencionó además que esta novela histórica aporta a la necesidad de entender al personaje sin desligarlo de su contexto.
Villa se presenta como un agente que es capaz de llorar ante la tumba de Francisco I. Madero, que ante las elecciones presidenciales se atreve a declarar a un periodista que apoyará al candidato no oficial y que tras el asalto de Columbus se esconde durante 6 meses en una cueva.
Sin embargo, en este intento por penetrar en el alma de Villa, expuso Rosas, se mantiene un gran respeto por el hecho histórico, dejando claro que la novela histórica y la investigación netamente académica pueden ser complementarias. “Cumple además en el sentido de la novela histórica que es generar el interés en los personajes”.
Por su parte Pedro Ángel Palou mencionó que sus trabajos, entre los que se encuentran novelas históricas sobre Emiliano Zapata y Porfirio Díaz, parten de la ficción documental, es decir, el apego a los hechos, pero intercalados con la imaginación literaria al momento de conjeturar qué pudieron haber dicho los personajes en cuestión.
Villa, concluyó, es un personaje que a diferencia de Zapata mintió tanto de sí mismo que nadie sabe realmente quién es, esto y la polarización social que sigue despertando son elementos suficientes para continuar hablando del Centauro del Norte.
