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lunes, 18 marzo, 2024
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■ En México la innovación debe proponer la resolución de problemas sociales: Didriksson

“Hay varias formas de ver la universidad desde sus funciones, misión y su destino”

■ Para lograrlo, dichas instituciones deben generar conocimiento y formar profesionales

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

A nivel mundial hay diversas formas de ver la universidad desde la perspectiva de sus funciones básicas, su misión y su destino respecto a las sociedades, y éstas han cambiado radicalmente en los países, las regiones, y los continentes, pero en el caso de México el proceso de innovación debe orientarse hacia la incidencia social, es decir, a la resolución de problemas sociales, afirmó Axel Didriksson Takayanagui, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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Expuso que la innovación en la educación superior en Europa está vinculada al mercado; en los países nórdicos incentiva el bienestar de la sociedad; en Asia busca vincular a las empresas para fines de competitividad internacional, y en Latinoamérica lograr una incidencia social.

En el marco de la quinta Semana Nacional de las Ciencias Sociales, que organiza el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (Comecso), y cuya sede es la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), a través de la Unidad Académica de Docencia Superior, señaló que “lo más importante de la innovación en los modelos de las 100 universidades de clase mundial va a ser la formación de líderes mundiales”.

Los tecnológicos
y las universidades
politécnicas tienen
la mayor tasa de
producción en
tecnologías disruptivas

Además, explicó que el término de innovación debe comprenderse como la vinculación de las universidades con el entorno, es decir, con las comunidades, de tal manera que se atienda la responsabilidad social que tienen las instituciones, no como servicio social, sino a través de la producción y la generación de conocimiento y la formación de profesionales para la resolución de los problemas.

Didriksson Takayanagui comentó que, bajo ese concepto de innovación y comunidad, se han creado 15 universidades en Argentina; 18 en Brasil; 8 universidades tecnológicas y politécnicas en Paraguay; 3 en Uruguay; 4 en Ecuador; 3 en Bolivia, y 100 centros regionales de educación superior en Colombia.

Sobre el caso de México, expuso que se han creado 57 universidades tecnológicas y politécnicas, y se dijo en algún momento que se crearían cuatro universidades federales, pero eso no ha ocurrido.

También mencionó que, en México, 85 por ciento de la investigación básica y de frontera que se produce, es de universidades públicas, pero los tecnológicos y universidades politécnicas tienen la mayor tasa de producción en tecnologías disruptivas de todo el país, es decir, nanotecnología, microelectrónica, telefonía celular, medicinas alternativas, entre otras.

En ese sentido, Didriksson Takayanagui refirió que en este momento es coordinador del Programa Nacional Estratégico del Conacyt e informó que los criterios para recibir proyectos de investigación y ser financiados tiene que ver con el hecho de que sean proyectos colaborativos con las comunidades, que sean investigaciones horizontales, con la participación de los involucrados y que tenga incidencia social, es decir, que demuestre que resuelve problemas reales en seguridad, educación, alimentación, cultura, etcétera.

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