Ahí, envueltos en un ambiente de tradición, interpretaron canciones emblemáticas como “La Muerte”, “Dios Nunca Muere”, “La Llorona”, “La Bruja”, “Un Sueño de Tantos” y Recuérdame, destacando la riqueza de la música popular mexicana, así como sus calaveras literarias, en las que combinaron humor y poesía para reflexionar sobre la vida y la muerte.