Noé Hernández Cortez, de la Unidad Académica de Ciencia Política de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), explica que la campaña de desinformación en torno a la elección venezolana proviene de la existencia a nivel internacional de “una ultraderecha tanto en gobiernos como en los medios de comunicación corporativos y globales, que responde a los grandes capitales financieros”, y que se empeña en obstaculizar -por mecanismos políticos y mediáticos- a gobiernos de carácter progresista.
En el caso de Venezuela, donde a partir del triunfo de Hugo Chávez en 1999 se ha construido un proyecto político anticapitalista y antiimperialista, el profundo malestar de la ultraderecha latinoamericana y mexicana se expresa en la construcción de una narrativa en torno al presidente Nicolás Maduro como un dictador.
Adicionalmente, se han difundido videos de la movilización de 2017 en Venezuela, generando una imagen de caos; llegando incluso a participar en esta difusión de noticias falsas el magnate Elon Musk, en su caso, además de llamar a la violencia, Musk difundió un video con personas cargando aires condiciones señalando que se trataba de urnas electorales robadas.
El discurso de odio al pueblo venezolano que conlleva esta estrategia mediática es profundamente agraviante y peligrosa, señala Hernández Cortez.
Este mismo patrón de la ultraderecha, designada sobriamente como “derecha” en México, es el que conduce a un político que siempre ha defendido el capital financiero como Vicente Fox (quien intentó eliminar a un adversario político por medio de un desafuero), a hacerse pasar por un demócrata interesado en la observación electoral en el país de la revolución bolivariana, sin haber sido invitado a ejercer esta función.
Venezuela que ha celebrado 32 elecciones (entre presidenciales, legislativas, regionales y referendos) es calificada como una «dictadura» tan sólo porque los resultados no le favorecen a la ultraderecha, concluye Noé Hernández Cortez.