■ Advierten que la violencia ha sido una constante desde hace más de 10 años, pero ha recrudecido en 2020
■ Vendedores del mercado Hidalgo señalan que la mayoría cierra entre las 3 y 4 de la tarde por motivos de seguridad
■ “Hay que trabajar para llevar algo a la casa, de otra forma es mejor quedarse en casa y mantener a los hijos y nietos guardados”
¿Qué caso tiene estar en la tarde si está solo? Sí nos da miedo». En el mercado Hidalgo, que se sitúa detrás de la presidencia municipal, justo en el corazón de Fresnillo, el área comercial se muestra semidesierta, no hay clientela y son pocos los puestos que están abiertos.
Esto se debe en parte a la pandemia y en parte a la inseguridad, de acuerdo con los pocos comerciantes que estuvieron dispuestos a hablar.
De alrededor de 250 vendedores, apenas la mitad de ellos asiste al recinto para laborar “por la necesidad”, sin embargo, aunque tengan permiso de tener las puertas abiertas hasta las 7 de la noche, en su mayoría cierran entre las 3 y 4 de la tarde por motivos de seguridad.
Todos concuerdan en que es un riesgo quedarse después de esas horas; “apenas hace unas semanas mataron a un licenciado a dos cuadras”, afirmó uno, agregando que no es el único caso que se ha registrado en los alrededores.
La situación, afirman, no distingue edad, sexo ni clase social, pues todos conocen a alguien cuyo familiar está desaparecido o ha sido víctima del crimen organizado. Incluso aquellos que prefieren callar, expresan lo suficiente para saber que forman parte de la estadística “cuando alguien ha sufrido no le gusta platicar de esas cosas”, señalaron para no aceptar la entrevista.
Coinciden que la violencia ha sido una constante desde hace más de 10 años, pero ha recrudecido en 2020, sobre todo en los últimos tres meses; “manejan por mayoreo a muertos y desaparecidos”, destacan, y es la misma situación con las fosas clandestinas.
La realidad es tal, que afirman salir únicamente porque “hay que trabajar para llevar algo a la casa, de otra forma es mejor quedarse en casa y mantener a los hijos y nietos guardados”.
“Todo Fresnillo sabe cómo está la situación”, no sólo se ve en los negocios, también en las calles que están vacías ya sea muy temprano o muy tarde “a quien le pregunte le va a decir lo mismo”.
Otro malestar generalizado es la nula respuesta de las autoridades, pues en sus palabras a quienes “les corresponde, no hay quién responda, la policía no está preparada para enfrentarse a grupos delictivos, como los que se disputan Fresnillo y el estado, la misma policía lo ha dicho”.
La población lamenta que sea así y que, como resultado, los comerciantes y los sectores bajos sean quienes han resentido más la violencia, porque viven al día y así es más fácil que los sumen a las filas de la delincuencia.
“No sé sabe quién está metido en eso (la delincuencia)”, algunos incluso aseveran que hay niños involucrados en el vandalismo y de ahí estén desapareciendo en gran medida; “no vemos nada, pero sí sentimos y sabemos lo que se escucha”.
En un llamado colectivo esperan que las cosas regresen a como “cuando en la ciudad se podía caminar tranquilo por las calles; salíamos de los bailes a las 4 de la mañana y no pasaba nada, y ahora a las 11 no hay ni patrullas en la calle”.