Madrid. En el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid, uno de los recintos con imponentes de la capital española, Elena Poniatowska Amor fue investida con el doctorado Honoris causa por “su brillante carrera periodística” y por su inquebrantable compromiso con las causas más justas; desde los niños indígenas que viven en pobreza extrema hasta los migrantes centroamericanos o los familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos hace más de cuatro meses.
De hecho, en el “laudatio” que detalla las virtudes y razones por las que se le otorga la más alta distinción del centro universitario, la catedrática Rocio Oviedo afirmó que “Elena Poniatowska es la voz más autorizada para defender a los estudiantes de Ayotzinapa, para denunciar el genocidio que está ocurriendo en Guerrero”.
La escritora y periodista, nacida en París el 19 de mayo de 1932, recibió el año pasado el prestigioso Premio Cervantes, considerado el Nobel de Literatura en español. Ese galardón la convirtió en la cuarta mujer en la historia en recibirlo –después de María Zambrano, Dulce María Loynaz y Ana María Matute– y en la primera escritora mexicana, después de que lo recibieran cuatro autores de nuestro país: Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco.
Tras recibir el Premio Cervantes y cautivar a los lectores españoles con su sencillez, el rector de la Universidad Complutense, José Carrillo, la propuso para el doctorado Honoris causa. La respuesta fue unánime, por supuesto a favor, una vez que desde hace varios lustros la obra y la figura de Poniatowska se estudia con fervor en diversos centros universitarios europeos, incluida la principal universidad madrileña, en la que desde la Facultad de Filología se han organizado foros, jornadas, seminarios y debates en torno a la obra de Poniatowska.
Desde sus primeros cuentos y sus personajes más emblemáticos, como Jesusa Palancares, hasta su obra más reciente o su libro sobre la masacre de estudiantes mexicanos en la Plaza de las Tres Culturas en 1968.
Tras ser investida doctora, la periodista y articulista de La Jornada pronunció un discurso en el que reflexionó sobre la revolución que vivimos a raíz de las redes sociales y como, a través de mensajes cortos e instantáneos, poco a poco se va transformando todo hasta dejar algunas cosas en desuso. O como también esas redes sociales dejan en evidencia a los políticos o dirigentes públicos, a los que –según ella– les hace “falta menos face y más book”.
La intervención también sirvió para hacer un homenaje al periodismo crítico y honesto que se hace en México y que también está afrontando una nueva realidad con las nuevas tecnologías. De hecho citó como referentes de la información independiente y crítico al periódico La Jornada, al semanario Proceso y su fundador Julio Scherer, y en el espacio radioeléctrico a la periodista Carmen Aristegui y “voz honesta y limpia”.
Poniatowska también aprovechó el atril para reclamar al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto que se aclare el crimen de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y se depuren responsabilidades del asesinato de 22 jóvenes en Tlatlaya “a manos del Ejército”.
Y para hablar de todo esto citó un fragmento de un poema de David Huerta: “Esto es el país de las fosas/Señoras y señores/ Este es el país de los aullidos/ Este es el país de los niños en llamas/ Este es el país de las mujeres martirizadas/ Este es el país que ayer apenas existía/ Y ahora no se sabe dónde quedó”.
