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viernes, 29 marzo, 2024
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Los retos de la Educación ante el COVID-19

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Es muy lamentable que no se cuente con estrategias firmes para garantizar a los estudiantes el acceso a sus Derechos Humanos Fundamentales relacionados ahora con el tema de la educación; simplemente a consecuencia de la pandemia del COVID-19, muchos de ellos que viven en condiciones de pobreza y marginación han tenido que desertar ante la imposibilidad de contar con internet y computadoras para llevar las clases a distancia y cumplir con los requerimientos de los maestros. La situación será todavía más compleja en este rubro pues hasta donde se tiene cuenta, la pandemia amenaza con extenderse más allá del primer semestre del 2021, lo cual va a repercutir de manera importante para aquellos estudiantes cuyos padres no pueden costear los nuevos retos educativos ante el desempleo y la falta de ingresos que ya afectan a una gran número de la población. Ahora como nunca, nos pesará haber solapado la corrupción de los gobernantes de sexenios pasados que no generaron desarrollo y que se sentaron cómodamente a contemplar el incremento de pobreza y a disfrutar el paraíso de la impunidad que prevalece en México y que posibilita robar en grandes cantidades y pasearse frente al pueblo al que se condenó al subdesarrollo. Los tiempos será muy difíciles para todos, especialmente para los estudiantes que tendrán que soportar más clases virtuales que nunca serán lo mismo que las presenciales, ya ni qué decir del aprovechamiento que también se verá mermado en detrimento de su preparación académica. En este contexto, resulta paradójico que la UNICEF recomiende una serie de condiciones para hacer llevadera la educación en las nuevas modalidades, por ejemplo, menciona que se debe cuidar la salud emocional de los jóvenes para mejorar el aprendizaje, sin embargo, me pregunto ¿Cómo será esa salud emocional de los estudiantes de áreas como en el semidesierto donde en algunos casos, ni siquiera hay señal de internet ni telefónica? o bien, ¿Qué pasará con la salud emocional de los muchachos en aquellos lugares donde la inseguridad los tiene aterrorizados pues en muchos sitios se vive en un nulo Estado de Derecho, ya que hasta los policías renunciaron? Aunado a esto, muchos jóvenes y niños, ahora tienen que contribuir al gasto familiar para poder sobrevivir y tienen distintos escenarios: o trabajan para comer, o no salen por temor a la delincuencia o mejor se salen de la escuela. Románticamente la UNICEF señala que para cuidar sus emociones, los jóvenes estudiantes deben seguir en contacto con sus amigos o con otros familiares con videollamadas, cuando simplemente a veces no tienen ni datos suficientes para agarrar una que otra clase. Para colmo, la UNICEF recomienda que los estudiantes tengan todo lo necesario: verificar que tengan la conectividad adecuada para tomar clases a distancia o que el canal de televisión donde los hijos toman clases se sintonice bien. Después dice la UNICEF, revisa que tengan los útiles escolares, así como los dispositivos necesarios como el teléfono, una pantalla o una tableta. Finalmente revisa el plan de estudios para recurrir a las fuentes recomendadas por la escuela y a otras confiables de información. Tal vez la UNICEF o el que diseña este tipo de recomendaciones vive en otro planeta o es hijo de papi y nunca le ha sufrido a la vida, pues es del todo imposible que muchos niños y jóvenes cuando menos de Zacatecas donde más de la mitad de la población está fregada, tenga acceso a tabletas o pantallas. Con esas miras tan cortas o nulas, es imposible garantizar el Derecho Humano a la Educación. Así las cosas, según la UNESCO, a mediados de mayo de 2020 más de 1.200 millones de estudiantes de todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener clases presenciales en la escuela, esto es, más de 160 millones de estudiantes de América Latina y el Caribe, al respecto la CEPAL señaló que incluso antes de enfrentar la pandemia, la situación social en la región se estaba deteriorando, debido al aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social. En este contexto, la crisis tendrá importantes efectos negativos en los distintos sectores sociales, incluidos particularmente la salud y la educación, así como en el empleo y la evolución de la pobreza. Un panorama complejo que amerita de la participación de todos los que interactuamos en los distintos sistemas educativos para diseñar estrategias posibles. Por mi parte, estoy a la orden a la primer convocatoria.

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*Docente-investigador de la Unidad
Académica de Derecho de la UAZ
[email protected]

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