El antídoto para cincuenta enemigos es un amigo.
Aristóteles
Este mundo está ávido de muchas cosas, tiene múltiples carencias y todas ellas, son producto de lo mal que actuamos como especie humana así, el planeta se está degradando cada vez más, sus ecosistemas se van transformando en ambientes insostenibles, ya de por sí, nos hemos empeñado en lastimarnos unos a otros, primero guerras, luego pandemias artificiales diseñadas para demoler a la persona poco a poco en su estructura mental y biológica, de tal suerte, la tercera guerra mundial ha sido estratégicamente contra toda la Tierra, ideada como una gran limpia de personas enfermas, mayores o improductivas, generando miles de muertes y toneladas de dolor, de desolación, de viudas, viudos y huérfanos. No cabe duda de lo mal que estamos viviendo pues detrás de la COVID-19, está la sombra de lo económico, con patrimonios desechos y otros, como los de las instituciones médicas privadas, ensanchados a su máxima expresión gracias a lo nefasto de sus intereses, cobrando como mínimo un millón y medio de pesos sin garantizar la vida, por el contrario, muchos han muerto junto con su patrimonio, pues incluso a los deudos no se les perdonan los montos y tienen que pagar firmando pagarés o vendiendo todos sus bienes. Tanta miseria humana nos conduce al caos ya que por ejemplo, desde la política, ensanchan las cifras de muertos, muchos de ellos provocados con tal de mostrar al mundo lo ineficaz de las estrategias de seguridad de los que tienen las riendas de la Nación. Por todos lados se respira odio, rencor y enfado; el Universo gira en contrasentido y tenemos la obligación ética, moral e histórica de darle batalla a la adversidad, no podemos sucumbir a la tentación de sumarnos a la destrucción de lo poco que tenemos, ciertamente es harto complejo levantarnos del fango, recoger las piezas de nuestro rompecabezas individual e irlo uniendo nuevamente. Estoy cierto de que esa es la diferencia entre la paz y la guerra, impregnar de positivismo a nuestra vida, dibujar escenarios magníficos con nuestros pinceles desgastados, pues estamos aquí todavía respirando, oportunidad única que quisieran muchos que ya pertenecen a otros planos, hagamos la diferencia, brillemos en la oscuridad y tratemos de inspirar a otros que ya se sumergen en tinieblas y desesperanza. En este contexto, mañana se celebra el Día Internacional de la Amistad bajo el eslogan de: compartir el espíritu humano a través de la amistad, fecha en la que la ONU reconoce que nuestro mundo hace frente a muchos desafíos, crisis y fuerzas divisorias —pobreza, violencia, violaciones de los derechos humanos— que amenazan la paz, la seguridad, el desarrollo y la armonía social entre los pueblos y dentro de sí mismos. Se recomienda para abordar estos problemas, atajar las causas que los provocan, fomentando y defendiendo la solidaridad, que puede manifestarse de muchas maneras, como por ejemplo, la amistad. Según la ONU, a través de la amistad, cultivando los lazos de la camaradería y fortaleciendo la confianza, podemos contribuir a los cambios fundamentales y necesarios para alcanzar una estabilidad duradera, tejer una red de apoyo social que nos proteja a todos y generar pasión por lograr un mundo mejor, todos unidos por el bien común. Aunque de visión romántica, es necesario empapar todos los aspectos de nuestra vida a partir de la amistad, la necesitamos para no sentirnos solos, para emprender proyectos nuevos y posiblemente exitosos, para sentir el respaldo y sosiego que motiva un abrazo largo con todo lo que trasmite sin mediar palabra alguna. En este sentido, el Dalai Lama dice que la amistad es un concepto duradero en el tiempo que arraiga en tu vida, es poder saber no sólo que tienes un amigo sino hacer lo posible por él. Lo que importa es que tú eres su amigo y que harás todo lo que creas conveniente para él. De conformidad con Su Santidad, tus amigos son cómo árboles, crecerán a tu lado y arraigarán raíces contigo, pero si los agitas y no les das cariño, terminarán por abandonarte, no puede una pequeña disputa terminar con tus raíces. Finalmente considero que nuestro mundo requiere de mucha amistad, y este día, quiero invitarle a que reflexione y que guíe sus pasos en razón de fomentarla; inyectemos cosas positivas a nuestro entorno inmediato, tal vez, si todos lo hiciéramos el cambio en nuestra vida sería rotundo. Ojalá.
