19.4 C
Zacatecas
jueves, 18 abril, 2024
spot_img

Las consortes ¿ayuda o estorbo?

Más Leídas

- Publicidad -

Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

El papel de las esposas de los gobernantes, a quienes malamente ha dado por llamárseles “primeras damas”, ha sido controvertido a lo largo de la historia. Tanto, que hasta inspiró el libro La suerte de la consorte de Sara Sefchovich, en el que da cuenta del comportamiento de las mujeres que acompañaron a sus cónyuges a la hora de gobernar.
Hasta hace unos años, se consideraba que estos personajes, eran imprescindibles para la construcción de una imagen de hombre exitoso y de familia feliz que gustaban de construir en torno a los políticos.

- Publicidad -

Cuando Vicente Fox irrumpió en la escena política se pensaba que su condición de divorciado podría significar una desventaja en sus aspiraciones presidenciales, y se coqueteó con la idea de enlazarlo a la actriz Lucía Méndez. Sin embargo su estado civil no fue ningún problema, hasta que ganó la presidencia y decidió unirse en matrimonio con Martha Sahagún, su jefa de prensa, y nos tocó padecer a su “primera dama”.

La zamorense fue la pesadilla del sexenio. A ella, y sus excentricidades se atribuyeron los lujos y excesos por los que fue conocida la “pareja presidencial”, pues gustaban de toallas de 5 mil pesos, y de ropa tan cara, que en algún momento se vio obligada a donarla para subastas de caridad. También fueron los hijos de Sahagún los que se enriquecieron en el sexenio, y los que adquirieron la fama de Juniors.

Luego de semejante experiencia, Margarita Zavala resultó una pera en dulce. A pesar de tener carrera política propia, supo vivir con discreción al lado de su marido durante todo el sexenio. Si acaso se le recordará en la prensa rosa, por su aire desgarbado y en las revistas políticas aquella frase de “quedamos que ya no ibas a tomar Felipe”, con la que supuestamente reprendía los hábitos etílicos de Calderón Hinojosa.
Luego de la panista, apareció en escena Angélica Rivera, conocida como La Gaviota, querida actriz que por su popularidad parecía la compañera perfecta del candidato presidencial que sorpresiva y sospechosamente se quedó viudo ya enfilado en el camino a Los Pinos.

Rivera robó cámara durante la campaña presidencial, en algunos eventos la gente se arremolinaba más en torno a ella esperando obtener la fotografía con la actriz de telenovelas, que alrededor del “bombón” de su marido. Y fue tal su protagonismo, que incluso tuvo su propio canal de Youtube en el que transmitía de manera informal algo así como el diario de campaña.

Debido a esto, Angélica Rivera es ahora el blanco común de los memes que continuamente hacen burla de su forma de vestir en actos protocolarios, y que no perdonan tampoco su pasado como actriz de telenovela, sus portadas semidesnuda en las revistas de los noventa, y como cantante de palenques.

A ello habría que sumar que la actriz es además el mejor símbolo de la influencia que Televisa tuvo en la construcción de la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto, como ha sido demostrado varias veces en investigaciones periodísticas.
Su papel en campaña parece haber sido tan importante, que sólo así se explica la forzada anulación de su matrimonio religioso con el productor José Alberto Castro, con quien tenía una larga relación, para luego casarse por la iglesia con Enrique Peña Nieto.

Pero tener a Rivera como primera dama, ha sido útil después de campaña, pues su trayectoria artística sirvió como la coartada perfecta para esconder el turbulento origen del museo de la corrupción, como se le ha llamado a la Casa Blanca, millonaria finca de la que tenemos conocimiento gracias al equipo de investigación de Aristegui noticias.
Al igual que en el caso de Martha Sahagún, son las hijas de Rivera las que han recibido la mayor parte del escarnio público; por ejemplo, su hija Sofía quedó atrapada en una multitud cuando pretendía llegar a la cenca del día del grito de independencia, recibiendo desde su camioneta, abucheos, gritos e insultos.

A Sofía y a sus hermanas, y en menor medida a su hermanastra, se les mira con lupa en cada evento oficial, para determinar el costo de sus vestidos, y se les investiga por los viajes que hacen con cargo al erario.
Pero en Zacatecas hemos visto esos dramas rosas desde lejos, gracias a que por mera casualidad tenemos más de una década sin padecer a una “primera dama”, y no creo que alguien las extrañe.

A pesar de que los políticos provincianos siguen pensando que la foto de la familia feliz (lo más convencional que se pueda) en la portada de la revista de sociales atrae electores, visto está que esto no ha sido necesario al menos en los dos últimos sexenios.

Lejos de ello, es creciente el repudio de la participación de los familiares en los asuntos públicos, pues cada vez hay mayor conciencia de que vivimos en una República en la que resultan ofensivas las ínfulas de familia real que espera lugares reservados en los espectáculos, pleitesía de los gobernados y obediencia de los burócratas.

En la elección que se definirá el próximo 5 de junio, los principales candidatos son casados. Se vislumbra que volveremos a tener “primera dama”. Algunos candidatos parecen comprender la importancia de mantener a su cónyuge a prudente distancia, otros hasta quieren deshacerse de ella si eso aumenta las posibilidades de ganar, y uno más, permite que sea ella la que de entrevistas para su promoción.
En las urnas veremos los resultados. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -