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viernes, 29 marzo, 2024
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Paralelismos sociales

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Por: Marco Vinicio Flores Guerrero •

Ante el recrudecimiento de la pandemia de Covid-19 en Zacatecas, que hasta el lunes pasado ya registraba un total de 10 mil 365 casos positivos confirmados, de los cuales 6 mil 978 se recuperaron y lamentablemente 990 fallecieron, el gobierno de Alejandro Tello Cristerna, dispuso nuevas y más severas medidas sanitarias para frenarla.

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Durante la semana del 18 al 24 de octubre las infecciones alcanzaron a 969 personas, lo que puso en alerta máxima al sistema de Salud. En la nueva estrategia están incluidos los municipios de Guadalupe y Zacatecas, aunque la recomendación es aplicar en todo el estado las mismas estrategias de contención, aun cuando algunos ayuntamientos no hayan registrado elevados números de pacientes.

El promedio de contagios durante las últimas semanas fue de 138 personas por día, pero el domingo 25 se contabilizaron 227 casos positivos, hasta ahora el mayor número para un solo día.

En este panorama debe destacarse que, afortunadamente, la cantidad de fallecimientos no creció en la misma proporción e incluso descendió respecto a semanas anteriores. Aun así, el promedio diario de muertes es de siete, y siete no es solo un número; se trata de personas; de siete familias que tristemente han visto partir a uno de sus miembros. Así, es muy probable que, si persiste la actual tendencia, este miércoles la muerte nos haya arrebatado a más de un millar de personas.

En cuanto a la capacidad física del Gobierno del Estado, hasta ayer había 125 camas de hospitalización ocupadas y 231 disponibles. Con ventiladores pulmonares hay 62 camas ocupadas y 100 libres. Esta es la suma de la infraestructura de los Servicios de Salud de Zacatecas, IMSS, ISSSTE, Sedena y algunos hospitales privados. Es decir, hay suficiencia, aunque lo ideal es mantenernos lejos de la necesidad de usar ese potencial.

Por supuesto, en esta pandemia no todo se reduce a la salud y la infraestructura médico-hospitalaria. Otro componente, también de vital importancia es la economía, gravemente lesionada y que perjudica a todos los sectores vinculados al comercio, la producción, los servicios y el turismo.

La mayoría de los zacatecanos, debemos reconocerlo, está viviendo días de angustia con los bolsillos vacíos, mucho desempleo y las despensas vacías. Lo peor es que estos perjuicios, lamentablemente, no pueden resolverse pronto ni dependen totalmente de la implementación de políticas públicas. Sí, el gobierno del estado hace muchos esfuerzos para atenuar esos sufrimientos, pero son insuficientes para lograr en poco tiempo una restauración económica que por lo menos nos coloque en el crecimiento imperante antes de la pandemia.

El gobierno de Alejandro Tello se empeña en hacer lo más que puede, con todo lo que tiene, pero no basta para resolver la situación, ni en la parte sanitaria ni en la económica.

Es evidente que la sociedad ya entendió que el Covid-19 no es responsabilidad exclusiva de los gobiernos, y que si el mal, en vez de aminorar se multiplica, no es por deficiencias gubernamentales, sino por falta de civilidad y solidaridad de gran parte de la población.

Hay que decirlo claramente: si la pandemia se ha extendido no es por falta de atención médica, sino por la irresponsabilidad y el valemadrismo de mucha gente que por ignorancia o quizás ya cansada del confinamiento, ha decidido salir a la calle, ir de compras, hacer fiestas, toda clase de reuniones, y se burla de las prevenciones sanitarias como si nada pasara, como si verdaderamente fuera inmune al coronavirus. En el colmo de la desfachatez, en redes sociales hay quienes pregonan: si me toca, que me toque, y si otros mueren por mi culpa, allá ellos, por ser débiles.
En esta pandemia, como en otros aspectos de la vida en sociedad, la mayor parte de las obligaciones y responsabilidades radica no exclusivamente en los gobiernos ni las instituciones, sino en la gente.

Al llegar a este punto, no puedo dejar de ver lo que sucede en el ISSSTEZAC, donde algunos se niegan a renunciar a beneficios que injusta e ilegalmente los favorecen desde hace muchos años, en detrimento de la población derechohabiente, de los trabajadores del gobierno y de Zacatecas.

Muchos privilegiados, saben que son usufructuarios de algo que legalmente no les corresponde, pero su egoísmo les impide reconocerlo para, con sabiduría y buena voluntad, solidarizarse con los esfuerzos que trabajadores y directivos hacemos para darle vialidad al ISSSTEZAC, que ya no debe continuar como rehén de las mezquindades de unos pocos.

*Director general del ISSSTEZAC

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